domingo, 14 de mayo de 2006

Entrevista / Sivak-Evo

Martín Sivak, el periodista que mejor conoce al presidente de Bolivia
“EVO NO ES UNA MARIONETA DE CHÁVEZ”

Con la experiencia de haberlo entrevistado varias veces a lo largo de su meteórica carrera, Sivak habla de la personalidad del Mandatario boliviano, de su relación con Hugo Chávez y Fidel Castro y da claves para entender su decisión de nacionalizar los hidrocarburos. “Evo está tocando intereses muy pesados”, dice.

Por Miguel Paz / La Nación Domingo (14 de mayo de 2006)


-¿Quieres ser mi embajador en Buenos Aires? –le preguntó Evo Morales de improviso al periodista Martín Sivak, en caso de que lo eligieran Presidente el 2002.
–Pero Evo, soy argentino y la Constitución no permite...
–Hermanito -lo paró Morales-, las reglas están para cambiarlas.

El inusual diálogo, registrado en un perfil de Evo escrito por Sivak, se dio frente a la puerta de la Embajada de Estados Unidos en La Paz, donde el reportero y el dirigente cocalero concluían una entrevista para un documental de la BBC sobre Evo y Hugo Chávez.

–Fue medio en chiste, pero me parece que tenía un significado, eso de romper con las reglas –dice Sivak.

La anécdota “diplomática” es una de varias que acopia el periodista con Evo Morales desde que lo entrevistó por primera vez en el invierno de 1995, en una conferencia sobre neoliberalismo en la Universidad de Buenos Aires. Evo, mezclado entre los invitados sin que nadie le diera pelota, se frotaba las manos para aplacar el frío, mientras la izquierda reunida allí hablaba de los zapatistas y el subcomandante Marcos.

Diez años después, casi nadie recuerda a Marcos. Y toda la región habla de Evo y su anuncio de nacionalizar los hidrocarburos.

–Las cosas que están pasando en Bolivia son quiebres en la historia muy significativos –resume Sivak al teléfono desde Londres, donde realiza un postgrado en la London School of Economics.

–Pensá que la revolución del ’52 tenía como banderas de lucha la nacionalización de las minas, la reforma agraria y el voto universal. Y Evo, en cien días, decidió la nacionalización de los hidrocarburos, la profundización de esa reforma agraria que nunca se concretó y una Asamblea Constituyente que busca una refundación del país. Son cosas muy pesadas hechas en poco tiempo. Por eso cuando el vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Lineros, dice “revolución democrática” hay que tomarlo en serio. No es un eslogan de campaña.

–¿Qué costos internos tendrán sus medidas?
–Esas medidas no son gratis. La elite cruceña no va a decir: bueno, discutamos en una mesa cómo vamos a redistribuir la tierra. No va a ser así. Es la elite económicamente más poderosa de Bolivia y va a pasar mucho dinero para presionar. Evo Morales está tocando intereses muy pesados.

–¿Se abrirá a negociar con las compañías extranjeras?
–Evo no es un radical que no negocia. Si lees el decreto de los hidrocarburos, a las empresas les está diciendo desde una posición de fuerza: tenemos 180 días para negociar. Está clara su voluntad de cumplir su promesa de campaña; pero conociendo su estilo, él se va a sentar a hablar con las empresas.

–¿Cuál crees que será su actitud con Chile?
–Supongo que con Chile es más o menos lo mismo. En el manual básico de la política boliviana está claro que el Presidente que consiga la salida al mar se va a quedar en palacio por muchos años. Y Evo sabe que cualquier salida al mar tendrá que ser negociada.

LA RELACIÓN CON CHÁVEZ

Otra anécdota. Evo Morales y Hugo Chávez se conocieron en agosto de 2002, a pocas horas de la derrota del boliviano a manos de Gonzalo Sánchez de Lozada. El encuentro quedó registrado en un documental de la BBC. Sivak lo recuerda: "Chávez le habló de la Biblia y le repitió: “Paciencia, paciencia. Para hacer una revolución hace falta paciencia”, en un tono paternalista. Chávez se equivocó. Paciencia no son tres años. Y Evo, tres años después estaba ganando las elecciones".

–¿Cuánta influencia tiene Chávez sobre Morales?
–Evo no es una marioneta de Chávez. Es cierto que hay una alianza política de Bolivia con Venezuela, pero una de las principales razones es que Estados Unidos, desde el día que asumió Evo Morales, está mostrando distintos niveles de presión sobre su Gobierno, como reducirle la ayuda antidroga. Evo no tiene el nivel de confrontación que tiene Chávez.

–¿Cómo ves la relación La Habana-Caracas-La Paz?
–Puede ser que en algunos temas tengan coincidencias. Pero no transformaría ni la nacionalización ni la reforma agraria en una especie de guión dictado en La Habana y Caracas. Sí, está claro que Evo Morales siente una enorme afinidad ideológica con Chávez y hasta algún punto con Fidel Castro. En ningún momento lo ocultó.

–¿Esa cercanía cuánto tiene de afinidad personal y cuánto de política?
–Evo, a mi gusto, tiene excesiva admiración por ciertos líderes. En los ’80, Lula era el líder político que Evo admiraba. También fue Fidel Castro y ahora es Chávez. Pero eso no implica que Bolivia repita los modelos de Venezuela o Cuba. Aparte, hay diferencias muy claras. A Evo Morales, por ejemplo, no lo pueden acusar de ser Gobierno de régimen de partido único.

–¿Se subestima a Morales?
–Es una actitud entre paternalista y despectiva sobre Bolivia. Eso se vio bastante en lo de la nacionalización de los hidrocarburos y en la reforma agraria. Muchos quisieran, como lo pide Andrés Oppenheimer, que Evo se alinee con la izquierda “responsable” de Chile y Brasil, que es lo que quieren los sectores liberales: que Evo sea un ejemplo del Fondo Monetario, del Banco Mundial, como es Chile. Y, evidentemente, Evo Morales mostró la decisión de no ir en esa dirección.

1 comentario:

Anónimo dijo...

leí ese pérfil
muchísimas gracias por esta segunda parte.