jueves, 6 de septiembre de 2007

No sé por qué me suena familiar



Releyendo algo sobre una de mis investigaciones favoritas "Galimberti, de Perón a Susana, de Montoneros a la CIA" me topo con un párrafo destacado en el sitio del Instituto Prensa y Sociedad que me hace recordar a más de un miembro de la clase política chilena que vivió el exilio en París:

En 1981 Galimberti tejió diversos contactos con miembros de la socialdemocracia francesa, que había asumido el poder de la mano de Francois Mitterrand. A través de ellos logró cierta protección de sus actividades políticas, a pesar de que aun continuaba en la clandestinidad. El motivo del amparo (que recibieron también otros exiliados latinoamericanos) del estado francés era una apuesta a futuro, considerando la posibilidad de que en algún momento esos líderes políticos exiliados podrían acceder a los gobiernos de sus países; y entonces los retribuirían con gestiones y negocios. De hecho, años más tarde Galimberti trabajó como lobbysta de empresas francesas frente al Estado argentino.

'Yo soy mucho mejor de lo que ustedes piensan y mucho peor de lo que imaginan', le gustaba decir a Rodolfo Galimberti. Ojalá algunos por estos pagos fueran así de sinceros.

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