Como en todo, el mundo digital también, o mejor dicho sobre todo el mundo digital, permite la suplantación de identidades. Ya sea para cometer delitos o bien para gastarle una broma a alguien. Así ocurrió con el blog de Ricardo Lagos, una broma que duró dos años hasta que su autor salió del clóset.
Es noticia vieja pero no la había visto. Ahora es el turno de una apócrifa presidenta Bachelet que se abrió una cuenta en twitter pero parece que ya no va más.
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