Arrollado huaso, palta, ají, mayonesa, jugo de damasco en copa y café, hicieron gala en la mesa del secretario de Estado, quien comía afanosamente el embutido. Aunque poco light y alto en colesterol y carbohidratos nocivos para la salud, todos los presentes, sin excepción de género, atacaron sin piedad la comida dispuesta, siendo atendidos por los mozos del lugar.
Medio en broma, medio en serio, Maldonado aprovechó la oportunidad para hacer referencia a que el desayuno era "como correspondía" y tiró la talla, respecto a los platos que se comían hace algunas semanas en el comité político de los viernes.
"Antes había algo así como pollito con algo y ahora hay cositas más refinadas", reveló con el pudor que le caracteriza.
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