En su texto del 21 de enero, Rojas parte diciendo que “Chile es un país muy raro. Pasan cosas que sólo sucedieron antes en África, en el reino perdido de Lulunga, y en el Pacífico Sur, en las islas hundidas de Mundoy. Por eso, cuando un buen amigo historiador le contó a su grupo más cercano sobre su nuevo proyecto Fondecyt, quedamos atónitos. Se va a llamar "El MIR: un caso exitoso de pyme que termina en estrepitoso fracaso: 1965-1975", nos dijo (…) Y, por si no lo saben -continuó enérgico-, al tan citado Pascal Allende le corresponde determinar ahora quiénes de los más de 400 subversivos -perdón, funcionarios- que solicitan ese beneficio tienen derecho a recibirlo. Era el CEO del MIR, o algo parecido, y por eso tiene que ver ahora la situación de sus empleados del 73, concluyó el historiador. Es el encargo que le ha dado el gobierno de Bachelet”.
Suma y sigue.
La columna le provocó tal escozor a Pascal Allende, que “el Pituto” como le dicen, decidió responder en la sección Cartas del periódico de Agustín Edwards, sacándole todo el currículo a Rojas, quien estudio en el Colegio Saint George al igual que él.
“No causa extrañeza que Gonzalo Rojas, reconocido apologista de Augusto Pinochet, dedique su columna - en la página editorial de El Mercurio del pasado 21 de enero- a burlarse de nuestro reclamo para que les sea otorgada una modesta pensión a los exonerados políticos del MIR. Chilenas y chilenos que, desde jóvenes, entregaron gran parte de su vida a la resistencia contra la dictadura militar y a la recuperación de la democracia en nuestro país. Por si el señor Rojas no lo sabe o no lo quiere recordar, más de mil miristas fueron asesinados por los agentes de la dictadura, y muchos miles más fueron torturados y expulsados del país junto a sus familiares. No tiene nada de chistoso que el columnista (que se ufana de ser un gran investigador, un excelso Doctor en Derecho y piadoso hijo del Opus Dei) base su ironía en la tergiversación de los hechos históricos, desconozca los más elementales derechos humanos y no tenga sensibilidad alguna con la desgracia de su prójimo. La verdad es que ese santo maestro que compartimos en el colegio Saint George, el padre Gerardo Wheelan, debe estar devastado de tristeza en su cristiano cielo al ver con qué liviandad se esfuma la moral que tan ejemplarmente nos enseñó y por la cual fue torturado por el gobierno de Pinochet”.
Pascal Allende no se queda ahí: “Hay una auténtica ironía en la que sí podemos coincidir, Rojas. El hecho de que para reparar a socialistas, comunistas, miristas, y a muchos otros chilenos que sufrieron el rigor de la dictadura y se sacrificaron en la lucha contra un gobierno inconstitucional y opresor, haya que inventar la figura de “empresas” (aunque a los defensores del neoliberalismo no debería molestarles)”.
lunes, 26 de enero de 2009
La polémica entre Gonzalo Rojas y Pascal Allende por el “MIR empresa”
Todo partió con una columna del abogado Gonzalo Rojas en El Mercurio, titulada “El MIR, esa pyme de los 70”. En ella el militante fundacional de la UDI dedicó duros pasajes repletos de ironía al reconocimiento por parte de Contraloría del estatus de empresa que habría tenido el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) antes de ser proscrito el 11 de septiembre de 1973. Dicha figura fue avalada por el organismo contralor para señalar que los militantes pagados del MIR perdieron su fuente de trabajo por razones políticas, hecho que le permitiría solicitar una pensión de exonerados políticos a un reducido grupo de ex miristas, que deberá ser validado por el ex secretario general del movimiento de Miguel Enríquez, Andrés Pascal Allende.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
1 comentario:
Siempre y cuando no te moleste, voy a reproducir el comentario que postié directamente a la carta al Mercurio del día de hoy.
"Sólo tengo una duda al respecto:
El MIR se formó el 15 de agosto de 1965, ¿no es verdad? Asimismo, declaran tener la "vocación de ser la vanguardia marxista-leninista de la clase obrera y capaz oprimidas de Chile y de buscar la la emancipación nacional y social", para lo cual se debía recurrir necesariamente al "principio marxista-leninista de que el único camino para derrocar el régimen capitalistas la insurrección popular armada", vía que se abandonó, sin embargo, en los años 80. Frente a ello, mi pregunta es la siguiente:
Si bien se reclama la muerte de quienes "luchaban por la consecución de la democracia", reclamo que me parece más que legítimo desde el punto de vista de la justicia legal (cárcel para quienes los ejecutaron), ¿no es cierto que la vía armada se inició 8 años antes del golpe de estado? En ese sentido, ¿dónde está el principio de reciprocidad para con quienes fueron víctimas de esos 8 años anteriores a la dictadura? ¿Pueden ellos agruparse como empresa oprimida por grupos violentistas y cobrar pensiones? ¿Pueden, más que sea, exigir que sean juzgados sus ejecutores, tal como exigen los integrantes actuales del MIR?
Me parece, señor Andrés Pascal Allende, que falta concecuencia en los derechos que reivindican ya que, si no se está presto a pedir perdón por los actos cometidos ni reparar los daños causados, ¿cómo se puede esperar ser perdonado, o ser reparado?
Sin perjuicio de todo lo anterior, "éxito en su empresa", la que será muy difícil de llevar a flote en estos tiempos de crisis."
Publicar un comentario