Se acabó. No va más. Con su paso de la Segegob a Defensa no sólo hay un cambio político y mediático, sino también una suerte de mutación socio cultural, digna de un análisis de Humberto Eco o Michael Focault. Al borde del delirio, más allá de lo evidente, a veces de lleno en lo incorrecto, otras rozando el mal gusto. Pero siempre trasgrediendo la pacatería verbal del chileno medio. Así fueron las jornadas del político más locuaz desde el almirante Merino.
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