Se ha transformado en el niño símbolo de las críticas a la política en general y a la campaña oficialista en particular. Pero el timonel del PS, puntal del gobierno de Bachelet y soporte de la candidatura de Frei en sus peores momentos, es un hueso duro de roer. Buena parte de su poder, según sus adversarios, radica en la lista de funcionarios públicos bajo su alero político. Sigue leyendo
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