domingo, 19 de septiembre de 2004

Entrevista Pablo Huneeus











Pablo Huneeus y el autoritarismo nuestro de cada día
LA LEY DEL MÁS FUERTE


El sociólogo que abrió la caja de los truenos en el caso Spiniak confiesa que no volverá a meterse en peleas de perros grandes. Opina sobre los símbolos militares, la relación histórica entre la elite y sus capataces, la moral fundamentalista y el talante dictatorial de la derecha lavinista.

Por Miguel Paz / La Nacion Domingo (19 de septiembre de 2004)

-Carlos Peña plantea que la misión del periodismo no es consustancial a la honra de las personas ¿Qué le parece a usted?
-La honra de las personas es un problema de ellos, y quien teme ser satirizado, expuesto, calumniado, injuriado, que se dedique a la agricultura. En el concepto norteamericano, la personalidad pública está expuesta a los avatares del proscenio.

-Usted se vio obligado a arrepentirse por una columna que escribió sobre el caso Spiniak. ¿Qué lecciones sacó?
- No meterme en peleas de perros grandes. Quedé con una especie de miedo, por la violencia ejercida contra mí por una cosa dicha sobre dos senadores. Y tenían razón, yo no tenía un caso firme, sólo me hice cargo de un rumor, y lo constaté: “Fíjese que se está diciendo esto”. Un rumor, lo que se dice y las creencias, son hechos sociológicos muy importantes. A veces vamos a la guerra por creencias, o por informaciones equivocadas, como en Irak.

-¿Constató el sentido corporativo de la UDI en carne propia?
- Es una agrupación extraña, muy coherente, muy firme, de ingeniería bastante homogénea y que provoca muchos anticuerpos. Con Lavín de Presidente yo veo un ´Lavinazo` muy cerca porque la reacción en contra va a ser tan fuerte por la polaridad que provoca, que la única manera va a ser controlarlo por la fuerza. Ellos, por su naturaleza, por su origen, no son democráticos sino autoritarios, entonces, van a hacer algo como lo de Fujimori, una especie de golpe dentro. La gobernabilidad con Lavín de Presidente es muy seria y sé que le preocupa a los círculos íntimos de la derecha.

-Hay señales de ese autoritarismo. Canal 13 tuvo que pedir disculpas públicas y a fin de mes se va su director de prensa.
-Esas son victorias a la primera. Es cierto que ganan algunas, pero van provocando un resentimiento muy fuerte. El peligro es que esa gente con todos los instrumentos del poder, porque se supone que ahora están fuera del poder, puede provocar un reventón mayor.

EN EL PRINCIPIO, LA HACIENDA

-Usted abrió la caja de los demonios en el caso Spiniak. ¿Qué opinión tiene ahora?
-El caso Spiniak no ha terminado. Creo que nunca se va a aclarar bien qué fue lo que pasó, pero no está terminado.

-¿Por qué cree eso?
-Primero, porque el juez Muñoz todavía no lo da por cerrado. No sabemos a fin de cuentas qué va a hacer, no sabemos qué arista falta. El caso ha tenido tantas vueltas que me temo que la caída de Gema Bueno no sea el último episodio. Lo peor que puede pasar es que quede en nada porque ahí va a haber un juicio público que va a estar penando siempre. Una manera de no resolverlo es dejarlo en este veremos permanente.

-Hay otros casos judiciales que han caído en aguas profundas. ¿Podría ser igual en este?
- Claro, pero entonces busquemos las explicaciones a la falta de base moral que tiene la sociedad chilena. Está en el comportamiento de las elites. Si las elites salen siempre impunes, la gente se va a ir contra ellas. Ese tipo de cosas se las pueden sacar, pero lo pagamos en delincuencia, en rebeliones, en movimientos antisistema, porque la sociedad chilena ha estado perdiendo su sustento, su legitimidad moral.

-Eso preocupa a intelectuales de carácter liberal. Usted mismo ha señalado que en Chile no hay liberalismo.
-Lo que hay son grupos de fuerza, como la UDI, como el empresariado, como el Opus Dei, que ejercen su poder y ellos no son democráticos, no están para interpretar el sentir de la gente, ni para servir a la población, sino para imponer su dogma. No necesitan razones, sino pretextos para llegar al poder. Como dice Goethe: ‘La malignidad no necesita razones, sólo busca pretextos’.

-¿No estaremos acostumbrados históricamente? Uno de los mitos del país dice que el Ejército es el elemento fundante de la patria.
-En Chile y en toda Latinoamérica, la institución fundamental es la hacienda. Para entender Venezuela, Argentina y Chile también, tú tienes que remontarte a la hacienda. Son cuatrocientos años de hacienda. En cambio, son apenas 150 años de democracia, que la practica la elite de Santiago, en provincia no hay nada que hacer. En la hacienda existe el patrón pero el que maneja la cuestión es el capataz, es el Pinochet, el Hugo Chávez, es Massera y Videla en Argentina. Ellos hacen el trabajo sucio. Detrás está la elite financiera que maneja todo.

-¿La elite es endogámica?
-Claro, esos están todos emparentados o como dicen las viejas son ´la sociedad`. Sociedad en la cual la familia de Pinochet no ha entrado, lo han mirado siempre en menos porque no está bien que la niña se case con el hijo del capataz, como ha sido siempre la relación en el fundo. Así puedes entender que es lo que realmente es Chile.

-Detrás del capataz siempre se ha escondido la imagen del hijo ilegítimo, el huacho, que viene desde O’Higgins.
-Es relativo porque O’Higgins fue de alguna manera reconocido por su padre. Don Ambrosio le dio la hacienda Las Canteras y hay correspondencia entre ellos. Fue una limitación burocrática. Por ser él un funcionario de la corona no se podía casar con una criolla. Pero ¿quién convierte a O`Higgins en huacho? La elite conservadora, como sí ellos no tuvieran ninguno entre sus filas.

-¿Cómo debemos ver la figura de O’Higgins hoy?
- Por algo O’Higgins es exiliado: termina con la esclavitud, establece la libertad de vientres, acaba con el mayorazgo, busca la separación de la Iglesia y el Estado, por lo cual es muy perseguido y resistido por la Iglesia. Se hablaba de los perros patriotas. Yo he oído de mi tatarabuela, cuando su hija doña Javiera Agustillo es pretendida por Nataniel Cox, mi tatarabuelo. Resulta que él era anglicano, médico, pero sobretodo amigo de los perros patriotas, amigo de O’Higgins y toda esa gente que los hacendados veían como bien espantosos. La independencia no es una revolución social, no nos olvidemos de eso.

-¿Qué es?
- Es un proceso de adaptación, yo diría que más que nada es una rebelión contra el IVA, contra el quinto real. Si hay revolución y modernización de la sociedad es después y, con mucha resistencia.

DE FREUD A COX

-Un oficial del Ejército planteaba hace poco que no se permiten homosexuales en sus filas porque es una enfermedad. ¿Qué le parece esa opinión?
-No sé. Yo soy de los que sigo la línea freudiana. La tesis de Freud es que no existe un tercer sexo sino que existe un síndrome por el cual la sexualidad que nos despierta la madre, la primera persona que nos calienta, llega a un momento en que se transfiere a otra niña. Pero hay madres que logran bloquearlo y de ahí viene el problema. Es una desviación, una anormalidad.

-A propósito de este tema, ¿Qué relación tiene usted con monseñor Cox?
-Primo hermano.

-¿Y le afectó su caso?
-Me afectó de una manera muy inesperada. Yo supe esto mucho tiempo antes, de buena fuente: una hermana del cardenal. Cuando se los conté a mis hermanos estaban todos furia conmigo. Ahí se produjo una brecha entre los que quieren creer la cosa establecida y la verdad que yo había oído, que decía que andaba emparejado con un joven en Colombia. Nunca oí ni una queja mientras él ejerció sus cargos acá, pero después oí el cuento: ‘sabes que Papan, como le decíamos nosotros, se soltó las trenzas’.

-¿No es mejor colgar los hábitos en esos casos?
-El que quiera ser monje muy bien, pero que pueda haber sacerdotes con su esposa, o obispos mujeres, me parece lo natural. No hay ninguna parte en las escrituras que diga que los sacerdotes deben ser célibes.

EL APARATO CULTURAL

-En un terreno de aspectos simbólicos de la política actual ¿Qué opina sobre el monumento de Jaime Guzmán en Plaza Italia?
- Es atroz. Primero, estéticamente, ¿cómo vamos a poner a Jaime Guzmán a la altura del general Baquedano? Segundo, es una imposición. Los vecinos no quieren esa cosa ahí, encuentro espantoso que te planten un símbolo político por ley.

-Se oficializa cierta historia reciente también.
-No te quepa duda que no va a durar mucho. No nos olvidemos quién es Jaime Guzmán: es el ideólogo de la Junta, el pensador que estructura todo el aparato legal, que le da un barniz jurídico a la dictadura.

-Un aparataje civil que refunda el país y crea la Constitución que nos rige.
- Para entenderlo hay que estudiar el nazismo como movimiento. No es que se ofrezcan democráticamente para decir ‘estamos nosotros y están ellos, ojalá nos elijan a nosotros’. ¡No! Ellos quieren imponerse como sea y para eso tienen herramientas de poder: las universidades, los medios de comunicación, la televisión, el sistema cultural, las empresas: AFP, Isapres, ¿quiénes las manejan? Eso que llaman el empresariado, la clase ejecutiva chilena.

-Y ante eso qué hace un soldado, ¿se arranca para servir en la próxima batalla?
- Como dice Séneca: ‘Los enemigos que hemos derrotado, son menos que los que nos quedan por derrotar’. Falta mucho para llegar a una democracia, tenemos una sociedad tremendamente poco democrática, expuesta al borde de caer en una cosa tiránica, autoritaria, de orden y ley.

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