domingo, 12 de septiembre de 2004

Reportaje Alvaro Saieh-Siete+7














La apuesta del empresario por ampliar su poder mediático
TODOS LOS CAMINOS CONDUCEN A SAIEH


El empresario que amasó su fortuna en el gobierno de Pinochet, está tras la compra de la mitad de la propiedad de un medio concertacionista. La transversalidad y pragmatismo de un negocio perfecto, a la medida de estos tiempos, que lo tiene todo: personajes, conflicto y poder. Una historia que pocos medios pueden contar.

Por Miguel Paz / La Nación Domingo (12 de septiembre de 2004)

El lunes pasado con motivo del lanzamiento del libro La Fauna Política de Álvaro Vargas Llosa, editado por el sello La Tercera-Mondadori, los amplios salones de CasaPiedra estaban poblados por rostros del mundo político y empresarial.

Al interés periodístico por los presentadores de la publicación, Joaquín Lavín y la canciller Soledad Alvear, se sumó la aparición en público de Álvaro Saieh Bendeck, dueño de Copesa, consorcio que reúne a La Tercera, Qué Pasa, La Cuarta, La Hora, Radio Zero y el canal ABT. Como el mejor de los anfitriones, el empresario, saludaba a los invitados uno a uno. Y sonreía, satisfecho. Detrás de sus lentes montados en carey tenía motivos de sobra.

A la seguidilla de hitos que han reconfigurado el sitial de La Tercera en su aspiración por desplazar a El Mercurio como el diario de referencia del poder, se agregó un anuncio insólito para el mercado de la prensa.

El empresario, ex funcionario del gobierno militar, está en avanzadas conversaciones con la revista Siete + 7 para sacar al mercado un “diario de circulación nacional que se caracterice, en su línea editorial, por una orientación de centro y centroizquierda, liberal y progresista”, según expresó el semanario en un comunicado el 20 de agosto, y que La Tercera reprodujo el 22. Ironías de nuestros días: el último asalto en un match histórico con El Mercurio por la disputa por el segmento de altos ingresos, podría dirimirse a favor de Saieh, con éste dando un paso a la izquierda.

ZAR TRANSVERSAL

LND intentó recoger las impresiones de Álvaro Saieh sin éxito. Su hijo Jorge Andrés, vicepresidente de Copesa, tampoco quiso referirse a las negociaciones con Siete + 7. En los más altos niveles de la revista no se obtiene mucho más: “No sabemos nada”.

La tónica de las negociaciones con Copesa en las últimas semanas ha sido el sigilo y el nerviosismo ante la posibilidad de que el negocio tambaleé. Enrique Kaftanski, uno de los miembros del directorio del semanario, cercano al PPD, desestimó hablar sobre las negociaciones por no estar participando en ellas, aseguró, explicando que la información la está canalizando Genaro Arraigada, presidente del directorio del semanario. Este último no quiso confirmar ni desmentir los avances ni las características de las negociaciones.

No obstante, según una fuente allegada al directorio de Siete + 7, “las tratativas con Copesa están muy avanzadas y el semanario se convertiría en diario”.La fórmula escogida por las partes es dividir la propiedad en dos acciones equivalentes al 50 por ciento cada una. “La sociedad funcionaría para todo lo comercial, y en lo periodístico habrá garantía total de autonomía de la línea editorial”, dice la fuente. Como ambas partes mantienen el mismo porcentaje de propiedad, los eventuales problemas se dirimirán mediante un estatuto de entendimiento de conflictos, explican en Copesa.

El futuro periódico ya tiene fechas tentativas: noviembre. Tendría 32 páginas con un tiraje por ahora indeterminado, que aumentaría los fines de semana. La revista cerraría para abocarse a la marcha blanca por un mes. Entre las cláusulas de la conformación de la sociedad se incluye un dato no menor. Ésta se diluye cuando se acaba el capital aportado por las partes. Es decir, si el medio no logra autosustentarse económicamente tras el plazo definido por los socios, Saieh no pondrá más recursos, se explica.

“Es un súper buen negocio para Saieh”, dice un alto ejecutivo de Vicuña Mackenna. “No involucra grandes sumas de dinero sino que se aporta la capacidad instalada de Copesa en infraestructura, logística, impresión y marketing”.

La misma persona desestima que esta pasada signifique que Saieh busque ampliar más aún su pedazo del negocio de los medios. “Se trata de poder. No sólo negocios”, explica. Incluso desde una perspectiva de mercado, tiene su lógica: “Si Siete+7 se llegara a convertir en un diario de centroderecha no lo va a comprar nadie. Para eso está lleno”, dice el diputado DC, Jorge Burgos. “La movida de Saieh es genial”, dice un analista sobre esta apuesta que le significará convertirse en el primer zar transversal de los medios en Chile. “Se pone a la cabeza de un consorcio de prensa plural, que quiere diversificarse para atender a todas las audiencias y a todos los intereses. En ese escenario el futuro para El Mercurio es bien preocupante”, explica.

HISTORIA VERSUS POLITICA

”Si hay algo que no entienden en El Mercurio es que la sociedad chilena de los ‘90 ha cambiado”, explica un colaborador del periódico.

“La industria de la prensa tiene que tener consumidores de distintos gustos. Esta idea de un diario que ilustra las audiencias, que les impone ideas, que las modera como es El Mercurio, no funciona bien”, dice.

Al periódico de Agustín Edwards le cuesta pensar en esos términos, asegura un analista, “El Mercurio tiene todavía la imagen de que sus lectores son una especie de elite de la tercera edad que porta los traumas del ‘73. Es un diario que tiene más una estructura de organización, con familias o grupos internos que se disputan la preeminencia. Es un diario con más sentido institucional y por lo mismo es menos sensible que La Tercera al interés de las audiencias”.

“Juzgados por criterios estrictamente periodísticos, por sus instintos para la actualidad, La Tercera va muy lejos por delante de El Mercurio”, agrega.

El periodista Rafael Otano señala que al Decano le pesa su sentido de Estado. “El Mercurio hace historia, no hace política. Es como el Times”. Según el profesional si no logra conectarse con los tiempos, su liderazgo está en crisis. Una analogía futbolística resume el estado del juego: “En el centro del campo El Mercurio todavía está funcionando...con dificultades, pero en el área chica, en la coyuntura, una persona movediza como es Cristián Bofill (director de La Tercera) y el carácter que le ha dado a su medio, de golpe y de repliegue rápido, de vuelta al ataque hace que tácticamente el que mande sea La Tercera”.

EL PODER ASPIRACIONAL

“Saieh, como todos los que no han nacido en el círculo de los ricos sino que se han integrado a él con el tiempo, busca el respeto de sus pares”, dice una persona que conoce de cerca al empresario. “Es un tipo que se hizo de abajo. Estar detrás de un medio de comunicación le da el poder para ganarse un lugar entre los que han sido los aristócratas de siempre”.

Y desde su arribo al control de Copesa, en junio de 2000, Saieh no ha hecho más que buscar ese lugar. En sólo cuatro años ha logrado convertir a La Tercera en el diario de lectura obligatoria del poder empresarial y político. Y hoy busca arrebatarle a El Mercurio la supremacía por los lectores.

Su primera medida en el 2000 fue la “udización del diario”, dice un periodista del consorcio. Una alianza estratégica con el gremialismo que quedó sellada a fuego las últimas semanas, cuando La Tercera le dio la victoria comunicacional en el caso Spiniak, con la ultra publicitada entrevista ‘definitiva’ a Gemita Bueno. Una circunstancia que terminó por ungir al diario de Vicuña Mackenna como el referente obligatorio de la derecha política y empresarial, en lo que a prestigio se refiere.

Ya muchos antes, el 2002, la balanza empezaba a cargarse a favor de Saieh. La entrevista que Eliodoro Matte decidió dar a La Tercera y no a El Mercurio, por las tomas mapuches en el sur, quebró una alianza implícita entre Agustín Edwards y el dueño de la Papelera, rubricada con el peso de los apellidos y la tradición. Pese a que el domingo 2 de junio de ese año ambos diarios llevaron sendas entrevistas con el empresario, algo se trizó en las oficinas de Santa María.

A fines de junio de 2003 Alvaro Saieh le propinó un nuevo golpe a Agustín Edwards al comprar la revista Paula. La pasada ejemplifica las diferencias entre los perfiles periodísticos y de público de ambos consorcios. La revista creada por Roberto Edwards, hermano de Agustín, siempre incomodó por su liberalismo ajeno al pool valórico conservador que la cúpula del conglomerado de Avenida Santa María vive como propio y desea representar. Y es en ese ámbito donde ambos grupos separan aguas y La Tercera, actualmente, lleva las de ganar, asegura un analista.

“La Tercera ataca por un flanco que a El Mercurio lo tenía mal: este compromiso con los valores católicos más reaccionarios. La Tercera entra en ese campo con un sentido más liberal, posmoderno, sin un discurso moral a priori”. El gran responsable del hambre por la coyuntura es Cristián Bofill, director de La Tercera. Un miembro de su reducido grupo de amigos lo explica del siguiente modo: “Bofill no sólo hace periodismo. También hace alta política”. Se agrega a él, en el plano comercial, Gonzalo Parot, gerente general de Copesa, y ex compañero de Saieh en el Colegio La Salle de Talca, con quien tiene un pasado común en Chicago y en las aulas de la Universidad de Chile.

Parot ha sido el encargado de sanear los números de Copesa. Gracias a ello, el 2003 el conglomerado obtuvo ganancias por 6 millones de dólares. El ejecutivo, además, es el responsable de la campaña de captación de nuevos lectores para La Tercera, entregando suscripciones temporales gratuitas y ofreciendo a quienes se suscriban el gancho de recibir las revistas Paula y Qué Pasa sin costo.

Ahora, con Siete+7, explica el periodista Rafael Otano, lo que está en juego “es un tema político y de posicionamiento social. Saieh, sobre todo, y todo el equipo de Saieh en el fondo, quieren instalar a una nueva clase social que con toda justicia quiere jugar en las ligas mayores”.

SER SEGUNDO NO ES IGUAL…

Al interior de El Mercurio las opiniones sobre el acuerdo con Siete+7 y la batalla por el ABC1 con La Tercera son diversas. Si bien miran con nerviosismo el posicionamiento alcanzado por su competencia en los sectores más influyentes de la derecha, junto al aumento de las ventas de La Cuarta en detrimento de Las Últimas Noticias, no hay inquietud por el acuerdo con Siete + 7: “Saieh amplía su influencia pero el público que gana no le interesa a El Mercurio”.

Quedan dudas. El domingo 22 de agosto, como sólo lo sabe hacer el Decano, se deslizó en el Cuerpo D un comentario que no pasó desapercibido para los que saben leer: En una columna de Cristóbal Marín sobre la eventual aprobación del proyecto de ley de protección de la privacidad por parte del Senado, éste escribe: “Ha causado controversia la compra del 50 por ciento del periódico Siete + 7 por el conglomerado Copesa, pues con ello se concentra aún más la propiedad de la prensa, con riesgos para la diversidad y la independencia en el escrutinio del poder”. Una de las cabezas del duopolio periodístico en Chile, se quejaba de la concentración de la propiedad de los medios de comunicación.

Una fuente del periódico, señala que en las oficinas de Avenida Santa María se apuesta por la carrera de fondo y ponen en duda la capacidad de Copesa de sobrevivir exitosamente cuando llegue la hora de sacar cuentas tras su fuerte campaña de regalar suscripciones y promover nuevos suplementos y revistas. “Las revistas Paula, Mujer y Qué Pasa no se financian y Copesa está regalando miles de ejemplares de estas con La Tercera”, explica. “El Mercurio corre por sus propios medios y Copesa está corriendo con anabólicos. ¿Cuánto tiempo más va a aguantar el pulmón artificial bombeando plata? ¿Van a poder seguir corriendo los 100 metros planos? Se van a encontrar con un hoyo financiero gigantesco”, se responde así mismo. Con todo, la fuente reconoce –con la perspectiva que dan las alturas mercuriales- que La Tercera se ha instalado nítidamente “como el segundo diario de Chile”. Y ese hecho no es menor. “Reconocer que aquí están preocupados ya es una derrota”.

CUESTION DE ESPALDAS

Si bien -según confidenció a LND un cercano a la cúpula de La Tercera-, Alvaro Saieh aceptó entrar a la propiedad de Siete+7 como un favor a un altísimo personero de la Concertación, la movida en el mundo concertacionista produjo una mezcla de desazón, escepticismo y la sensación de estar viviendo un deja vù.

“Mi temor es que esto termine con la muerte de Siete+7, tal como ocurrió con La Época”, dice el diputado DC, Eduardo Saffirio. Sus sospechas se basan en el currículum de Saieh.

Ingeniero comercial, ex pro rector de la Universidad de Chile y ex decano de la Facultad de Economía, el empresario fue uno de los civiles que se hizo rico durante la dictadura. En el mismo período integró directorios de empresas del Estado y fue partícipe de la privatización de varias de ellas. Su gran ascendiente entre los militares y su admiración por el dictador cierran el cuadro.“Nada garantiza que los socios de derecha no vayan a cambiar su línea editorial”, insiste Saffirio.

Tras la aparición el 12 de agosto en El Mostrador de las primeras versiones sobre las negociaciones entre Copesa y Siete + 7, la crítica a la fuerte concentración de la propiedad de los medios en Chile salió incluso de boca del Presidente Ricardo Lagos. En la reunión que sostuvo con parlamentarios el 16 de agosto en Cerro Castillo, el Presidente hizo un mea culpa:

“Una de las grandes falencias nuestras es la absoluta inexistencia de medios de comunicación plurales. En eso la Concertación ha fracasado”, dijo Lagos, según uno de los asistentes a la cita. Pero de la autocrítica del Mandatario y el silencio poco usual del mundo político e intelectual se pasó a barajar los pro y contras con calculadora.

“En su combate por los espacios macro con la línea editorial de El Mercurio, para Copesa es muy importante tener un diario abierto al mundo de izquierda progresista porque eso los fortalece”, dice un diputado de la Concertación que conoce los entresijos de la prensa.

Con Pinochet abandonado por sus seguidores y cada vez más ausente del panorama político no sorprende que el empresario actúe de forma pragmática. “Aparte de dar una mirada estratégica a la sociedad del futuro, tácticamente le interesa que un diario de su zona de influencia se abra al tema de los derechos humanos y mire con tranquilidad la crítica a Pinochet”, explica un periodista.

En el escenario actual Pinochet no es tema, pero las próximas elecciones presidenciales sí, vaticina el entrevistado. “La política ya no hace a los medios. Los medios están cada vez más haciendo la política”, dice, y pone como ejemplo la influencia que ejerció la cadena FOX sobre el público norteamericano cuando fue la elección de George W. Bush. “Aunque sea el uno por ciento de los votos, ese uno por ciento en este momento puede ser decisivo”, explica.

Para el senador socialista Carlos Ominami el centro de la discusión pasa por demostrar que “un medio de comunicación progresista apegado a los valores de la Concertación pueda funcionar en el país y si hay que aliarse para ello, bienvenido sea”. Si en la Concertación no existen empresarios dispuestos a mantener la revista a flote, hay que mirar al frente, explica un periodista que vivió el cierre de otros medios a la mitad de los ‘90. “Y el único que ha confirmado tener las espaldas muy anchas, además del interés, es Saieh”, dice.

“Si el día de mañana triunfa la Concertación, Saieh va a tener un diario del oficialismo y si gana Lavín va a tener el único diario de oposición”. Es capicúa, como en el dominó”, afirma Pablo Dittborn, gerente de The Clinic. Además, qué tanto: alguien tenía que hacerlo.

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