domingo, 3 de octubre de 2004
Entrevista Eduardo Saffirio
Eduardo Saffirio analiza el comienzo de la carrera presidencial
CON EL VOTO A DOS MANOS
Indignado con el populismo de la derecha y la falta de debate e ideas en la política, este parlamentario democratacristiano calibra el nuevo cuadro electoral. Cómo estocada plantea su sorpresa por el extendido temor del empresariado ante un eventual gobierno de Lavín. Cuando el río suena...
Por Miguel Paz / La Nación Domingo ( 3 de octubre de 2004)
Detrás de sus lentes de profesor universitario, este ochentero diputado decé habla siempre con una cuota de incorrección inusual para nuestra clase política, marcada por su sentido corporativo, más allá de sus aparentes diferencias. Doctor en Filosofía, esa peligrosa disciplina que hace que la gente piense, Saffirio se mete a las patas de los caballos como quien se lava las manos. Mire.
-¿Cómo cree que recibió la derecha el cambio de gabinete de esta semana?
-Para la derecha fue una sorpresa el cambio de gabinete porque, si uno mira la secuencia de los hechos, comprende con claridad que en los últimos seis o siete meses se vio una política sistemática de sabotaje a lo que eran las actuaciones públicas tanto de Soledad Alvear como de Michelle Bachelet. Podríamos citar varios casos pero como diputado solo quiero señalar lo siguiente: hundieron dos proyectos de reforma previsional que significaban un tremendo ahorro para el Estado -y ellos son los campeones de la reducción del gasto público-, como son las normas previsionales para las Fuerzas Armadas y Carabineros. Luego manosearon el tema de la política exterior con una irresponsabilidad propia de una derecha populista. En cualquier país del mundo donde hay una oposición seria, las materias de política exterior se manejan con un nivel de prudencia y altura que aquí no se dio.
-¿Por qué habla de sabotaje e irresponsabilidad?
-Es que el nivel de incoherencia de la derecha sorprende y solamente es posible cuando sectores tan importantes de la opinión pública están narcotizados. Han sido los campeones de oponerse a los tratados de libre comercio, no quisieron entrar al Mercosur, han planteado siempre problemas ante los acuerdos con la Unión Europea, críticas a lo que fue el TLC con Estados Unidos con votos en contra de ellos, y de pronto nos salen con el argumento de que Chile está aislado en América Latina. Hay que recordar que el señor Lavín es autor de un artículo titulado “Adiós América Latina”.
-Según entiendo el rol de la oposición en política es precisamente oponerse al gobierno en todo lo que pueda.
-No, es un intento desesperado producto primero del estancamiento, luego, de la caída de Lavín en las encuestas. Ellos han sentido durante los dos primeros años que tienen la presidencia de la República en la mano. Y eso empieza a cambiar con el perfilamiento de Soledad Alvear, que venía de antiguo, y cuando emerge Michelle Bachelet como una figura con gran apoyo. Ahí empieza toda esta política de sabotaje.
Yo me imagino que este cuadro de acosamiento a las dos ministras por su popularidad llevó a que el Presidente Lagos tomara la decisión de decir: “no voy a continuar con esto”.
-¿No tuvo que ver con “aguarle la fiesta al senador Frei”, como se ha dicho?
-No, yo creo que esos son cálculos menores que el Presidente no hace. Yo creo que aquí lo que se vio es que hay una política permanente de hostigamiento de la oposición que en estos últimos treinta días, ad portas de la municipal, seguramente iba a llegar al desideratum.
Esto explica la reacción realmente incoherente de la derecha que llevaba meses pidiendo que salieran las ministras, y el día que se produce el cambio aparecen protestando contra el cambio. Hasta Sebastián Piñera tomó distancia. Todo esto es politiquería. Uno de los grandes problemas que tiene este sistema político es que tiene una oposición populista. Los grandes temores de segmentos del empresariado que han consolidado una situación económica muy consistente, es que se dan cuenta que la opción populista de la derecha con Lavín es definitiva.
-¿Habla con conocimiento de causa?
-Lo veo incluso con medianos empresarios agrícolas en la Araucanía, que realmente no tienen ninguna confianza en lo que ven. Es muy notable ver cómo en los últimos dos o tres años, desde los directorios a los gerentes generales han empezado a valorar cuestiones desde el punto de vista de sus intereses más individuales, la marcha de sus negocios, que nunca valoraron, como es el hecho de tener gobiernos serios. Tienen temor a Lavín y al populismo.
EL COHECHO CAMPEA
-¿Qué escenario enfrenta a corto plazo el candidato de la Alianza?
-La situación se complicó para Lavín. Yo hoy día escuchaba que Jorge Schaulsohn, muy inteligentemente, le dijo: “Bueno si usted señor ha estado pidiendo a través de Longueira y de Cardemil y de todos los señores que manejan el bloque derechista que lo apoya, la salida de las ministras porque estaban haciendo campaña, abandone el municipio de Santiago porque usted está haciendo lo mismo”, entre otras cosas porque lleva a su señora de candidata a concejal.
Cuando uno tiene más de veinte años de matrimonio sabe que es muy difícil que un esposo se descuelgue de lo que es una campaña de la cónyuge, sobre todo si es en la misma comuna. Además de eso, que muestra la incoherencia de la derecha, la respuesta de Longueira de que el Presidente salga, es de locos.
-¿Cuán relevantes pueden ser las ex ministras en las municipales?
-Dado el nivel de despolitización que hay hoy día en esta sociedad, el papel de Michelle Bachelet y de Soledad Alvear puede ser muy importante para afirmar opciones de candidatos concertacionistas en comunas en que la diferencia entre el triunfo y la derrota puede ser un par de puntos.
-Liberar del cargo de canciller a Alvear también puede significarle costos al interior de la DC. Es sabido que Frei y Zaldívar tienen ambiciones presidenciales. ¿Cuál es su candidato?
-Tengo una definición muy clara. Estoy convencido, esto incluso he tenido oportunidad de hablarlo con el Presidente Lagos, de que la próxima elección presidencial es decisiva desde el ángulo de lo que es la confrontación de las fuerzas de centro izquierda con la derecha. Y mi definición es que creo que hay que apoyar al mejor candidato de la Concertación para ganarle a Lavín, sea hombre o mujer. La UDI y el liderazgo de Lavín no resisten una derrota en un año y medio más, y esa va a ser una derrota estratégica. Y seamos francos también: es muy difícil que la Concertación pueda sobrevivir como coalición de centro izquierda si la derecha lavinista gana las elecciones presidenciales.
-¿Y en cuánto tiempo debiera estar solucionado el tema del candidato?
-A la brevedad posible. Pero tampoco es dramático si esto no está resuelto en marzo y está resuelto en mayo. Una confrontación entre las fuerzas de la Concertación, ya no digamos una división en dos candidatos, sino que resolver mal el tema puede hacer de la partida que esa candidatura sea derrotada seis meses o siete meses después y esta es una elección muy importante para la historia del país.
-¿La posibilidad de una elección cupular a puerta cerrada no le parece demodé?
-Todos los mecanismos tienen ventajas y desventajas. La de la primaria es obvia: la transparencia, la masividad. El peligro de la primaria, que lo vimos, es que esa confrontación no se dé entre socios de una coalición sino que casi como adversarios políticos, o peor aún como enemigos. El peligro de una designación consensuada es la falta de transparencia pero tiene como ventaja, cuando empatiza con lo que piensa la opinión pública, la no conflictividad.
-¿Qué ocurre con las ideas, el viejo concepto de tener programa de gobierno? Hay temas que se arrastran desde el programa olvidado de Aylwin como reformar el sistema binominal.
-La política está bastante ramplona y tiene mucho menores niveles de consistencia no sólo ideológica, sino que incluso programática comparado a lo que han sido otros momentos históricos de la República. Hay una carencia de debate e ideas. Si uno piensa en el planteamiento de Lavín, por ejemplo, en materia de políticas públicas el año ´99 era patético. Un nivel de simplismo y de populismo y demagogia que honestamente solo había podido ver en algunos países latinoamericanos de muy bajo nivel de desarrollo político. Sin embargo, creo que tanto Fernando Flores como el senador Frei, que han estado en una posición distinta que la de Michelle o Soledad, han hecho un aporte en estos seis o siete meses.
-Una de las críticas que se le ha hecho a su coalición es que llegó al poder y se fue de las poblaciones. La UDI, en cambio, tiene varios proyectos de cuadros jóvenes que se están fogueando allí mismo.
-Distingamos, yo creo que la penetración de la UDI en las poblaciones es en base al incivismo, a la decepción de mucha gente del mundo popular y al manejo muy potente de recursos económicos que permiten el cohecho y el clientelismo. Han construido una red que más que partidista tiene que ver con brazos sociales de las empresas que le facilitan esa tarea. A eso no le veo ningún mérito y lamento que haya pasado. Hay mucha gente modesta, indigente, que celebra la llegada de las elecciones porque saben que es la posibilidad que lleguen los camiones como hemos visto en los cerros de Valparaíso, entiendo que ahora el candidato a alcalde de la derecha en el puerto anda regalando carne.
-Habría que reconocer que esa no es una práctica exclusiva de la derecha, en la Concertación algunos también han sucumbido a ella.
-Los que han entrado en ese juego no entienden nada de política porque eso es lo mismo que si el campeón mundial de pesos pesados desafía a cualquier persona normal a un deporte y tú, en vez de decirle ajedrez, o tenis, le dices box. En esas reglas del juego jamás va a ganar la Concertación. La derecha tiene mucho mayor capacidad para regalar pelotas de fútbol, camisetas, alimentos, de lo que puede tener cualquiera de los candidatos de la Concertación, incluidos los más solventes por situaciones de fortuna personal. Lo segundo es distinto y ahí uno tiene que ser claro y tiene que ser sincero: el trabajo de formación de cuadros de la UDI si apunta en la línea correcta que uno quisiera que tuviera esta sociedad, más allá de quien gobierne. Es importante la formación de cuadros, es importante el fortalecimiento de los partidos, es importante la incorporación de gente joven y el trabajo de proselitismo por captar nuevos cuadros y en eso la UDI lo ha hecho muy bien. A mí me da una sana envidia de que estén haciendo lo que la centro izquierda hizo históricamente. Ahí debiéramos hacernos una fuerte autocrítica.
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