Francisco Vidal es probablemente el único chileno que ha nacido con un micrófono añadido a la boca. De lo contrario, se hace inexplicable que el ex vocero del gobierno de Ricardo Lagos haya mantenido -sin que nadie se lo pidiera- ese cargo de forma vitalicia tras dejar La Moneda y asumir la presidencia de TVN.
En una ocasión fui testigo de su fervoroso estilo. Fue durante un encuentro de periodistas con Enrique Correa y Fernando Paulsen en la Universidad Alberto Hurtado. Nada más enterado de la reunión, "Pancho" se hizo presente argumentando, quizá, su derecho a estar ahí como profesor de la academia de los jesuitas. En la reunión se conversaba, obviamente, de medios, y como siempre Vidal no se aguantó y abrió la boca para hacer una "pregunta". Esta derivó en tesis, pasó por analogía futbolera y concluyó en defensa de su coalición. Todo, mientras el ex vocero avanzaba desde el fondo de la sala hacia la mesa de los invitados hasta que uno de los presentes le tiró la talla recordándole que ya no era ministro de Lagos.
La escena se condice con varios hechos y salidas de madre de Vidal en su período a la cabeza de la estación de tv estatal. Estos reforzaron el hecho incontrarestable de que para Vidal, su oficina en TVN no era sino un cuartel de invierno, una atalaya fortificada para guarecerse y desde donde disparar. Casos como el aplazamiento de la emisión de la serie "Epopeya", sobre la guerra del Pacífico, fueron la prueba más fehaciente de que el profesor de Historia, estaba dispuesto a soslayar materias del pasado en pos de la relación chileno peruana actual o en virtud de cualquier otra materia que incomodara, por más leve que fuera, al gobierno.
Anoche lo entrevistaron en Canal 13 para preguntarle sobre su vuelta a la vocería de gobierno. Apeló, como no, al fútbol para decir que gobierno y oposición están 1 a 1 y que el segundo tiempo parte el 11 de marzo. Si pretende un mejor juego colectivo para entonces Vidal tendrá que haber entrenado lo suficiente, porque si quiere ganar el partido tendrá que correr toda la cancha. Para articular las comunicaciones del gobierno y coordinar soluciones a crisis tan graves y urgentes como la de Transantiago deberá pisar la pelota y ordenar al equipo. Si acaso espera mejorar la imagen de Bachelet, algo que su reducido círculo de asesores de confianza no ha podido lograr pese a tener todo en sus manos para hacerlo, deberá meter la pierna fuerte en su propia área. Y si no quiere que todo el mundo descrea que el "laguista" ahora es "150% bacheletista" tiene que mojar la camiseta y no alegar cuando el árbitro no cobre una falta en contra de Lagos.
El partido va 1 a 1 y Vidal regresa con la misión de lograr mejores resultados que su querido y depreciado "Wanderers". Por ahora, tomamos palco.
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