(Artículo de portada de la edición del 5 de enero pasado de la revista Semana)
La ciencia le dio la razón al presidente Álvaro Uribe cuando el 31 de diciembre lanzó la hipótesis de que las Farc no tenían a Emmanuel, el hijo de Clara Rojas, quien nació en cautiverio en plena selva, hace tres años y seis meses. En medio del fallido operativo tan anunciado por las Farc para liberar a su madre, al niño y a Consuelo González de Perdomo, el primer mandatario casó una de las apuestas más arriesgadas durante su mandato. Pero por fortuna, le salió bien. Científicamente se comprobó que el ADN de la familia Rojas coincidía con la marca genética de un niño registrado como Juan David Gómez Tapiero que se encontraba en un albergue de Bienestar Familiar en el sur de Bogotá. Cuando el niño tenía tres meses de nacido fue entregado por las Farc a José Crisanto Gómez Tovar, un campesino que vivía en el Guaviare y a quien le tocó vivir una fuerte presión de la guerrilla para recuperar al menor luego de haberlo llevado en grave estado de salud a un hospital en San José del Guaviare cuando el menor tenía ocho meses. Las Farc admitieron que Emmanuel está en Bogotá. SEMANA revela en exclusiva el desgarrador testimonio de José Crisanto Gómez Tovar. Contó en qué estado le entregaron al niño, cómo se lo quitó el Bienestar Familiar, cómo trató de recuperarlo la guerrilla y cómo éste engañó a las Farc sobre el paradero de Emmanuel. Estos son algunos de los apartes de la declaración que les dio a las autoridades el 2 de enero de este año."Todo empieza en enero de 2005. Un día cualquiera como a las 6 de la tarde. Nosotros vivíamos en una finca a la orilla del río Inírida en el departamento de Guaviare. De un momento a otro se arrima una voladora (lancha) y se bajan un señor y una señora con un niño en los brazos y se acercan y me dicen : 'Aquí traemos a este niño para que le curen la picadura de pito y le arreglen el brazo'. Mi suegro es indígena y sobandero. Él hacía unas cremas para contrarrestar la leishmaniasis. 'Ustedes quedan a cargo del niño. Mañana venimos y les traemos pañales y leche'. Ellos no volvieron a aparecer en cuatro meses. Era visible que el niño tenía el bracito fracturado y tenía una llaga grande de leishmaniasis en el pómulo derecho de la carita. También tenía picadas en el oído derecho. Yo tenía cinco hijos en ese momento y vivía con mi esposa. A ella no le gustó nada que yo me hubiera hecho cargo del niño. Yo le dije: 'Mija, esperemos pues a ver si llega su papá que cure al niño'". Sigue leyendo
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