viernes, 2 de mayo de 2008

Naomi Klein según Marisol García

*Mi amiga y notable periodista Marisol García entrevista a Naomi Klein. Además comenta el ambiente que enfrentó la autora canadiense durante su estadía en Santiago. Les dejo un extracto para que piquen y vayan al blog de Marisol a leerla completa.


Naomi Klein: “Predicarles a los conversos no es la idea”

La investigadora canadiense quiere más y más intenso debate para la atrevida denuncia económica que ha levantado en La doctrina del shock.

El primer recorrido profundo de Naomi Klein por Sudamérica (sólo conocía Buenos Aires) le ha permitido, entre otras cosas, acumular tomas y entrevistas para un documental venidero que pasará a imágenes La doctrina del shock, el libro en el que la provocativa investigadora canadiense reformula la verdad aceptada sobre el neoliberalismo, y recolecta pruebas de su denuncia entre las ruinas de New Orleans, Bagdad y Sri Lanka, así como en los barrios beneficiados por la concentración de la riqueza en Buenos Aires, Moscú y Santiago de Chile. Según la tesis expuesta en más de quinientas páginas, Milton Friedman y sus discípulos de Chicago diseñaron no tanto un modelo técnico de prosperidad sino un proyecto de reingenería social de suma violencia. Es elocuente que el director del documental sea Michael Winterbottom, un cineasta inglés al cual Klein contactó luego de ver su escalofriante docudrama Camino a Guantánamo.

No sabe bien qué países estarán finalmente en esa película, pero está segura de que Argentina y Chile no pueden faltar. En Buenos Aires ya entrevistó a Domingo Cavallo, el tristemente célebre ministro de Economía de las eras Menem y De La Rúa, y aquí busca desesperadamente a Sergio de Castro, líder de los Chicago Boys al servicio de Augusto Pinochet. Sí que es peculiar el turismo de Naomi Klein.

—Ayer estuvimos en Villa Grimaldi y pasamos el día con Isabel Morel y su hijo, José Letelier—, cuenta a menos de 24 horas de estar por primera vez en Santiago, en referencia a la familia de uno de los muchos chilenos que aparecen citados (con incamuflable admiración) en La doctrina del shock, en este caso el asesinado ex canciller Orlando Letelier.

—Considerando la importancia de Chile para la teoría que levantas en La doctrina del shock, ¿no debieses haber venido antes?
—No fui a todos los países que aparecen en el libro, quizás a la mitad. Tuve que elegir. Lo que sucede es que, al iniciar el libro, no sabía que Chile terminaría siendo tan importante. Éste es el tipo de libro que cambia completamente mientras uno lo escribe. No se suponía que sería la historia de los Chicago Boys [sonríe], sino que sería un libro sobre Irak, Nueva Orleans y Sri Lanka, y que luego yo haría un poco de historia para mostrar las raíces del problema. Pero sucedió que comencé a encontrar más y más ejemplos de la influencia de Chile en lo que yo investigaba, lo cual me sorprendió por completo. Fue muy interesante ver cómo el equipo de economistas de Yeltsin, en Rusia, se guíaron por Chile. O leer esa carta que escribió Milton Friedman a su regreso de China [1988] y donde dice: "Di en China los mismos consejos que en Chile".

No logo fue un libro para cuya preparación también tuviste que viajar mucho. ¿Te importa ese contacto directo al investigar? ¿Podrías escribir un libro sólo desde tu escritorio, considerando que lo que haces es, más bien, un análisis?
— Para mí es importante contar con la seguridad y ese otro tipo de conocimiento que te da estar en los lugares sobre los cuales escribes. Este libro surgió de mi viaje de reporteo por cinco semanas a Irak, luego de la invasión. Estuve en Sri Lanka luego del tsunami, en New Orleans luego de la inundación, y también tenía la experiencia de haber vivido en Buenos Aires justo durante la crisis económica. Creo que logré un buen equilibrio entre reporteo y documentación. Es cierto que hay muchas cosas que puedes hacer sin viajar. Podías saber lo que Paul Bremer estaba haciendo en Irak, sin ir hasta allá. Pero no creo que yo hubiese podido escribir este libro si no hubiese estado en Irak justo cuando fracasaba la aplicación de una terapia económica de shock y cuando surgieron las denuncias de tortura... No hubiese confiado en mí misma para llegar a estas conclusiones si no las hubiese comprobado en terreno. Es algo que me parece importante cuando te ves obligada a defenderlo: a veces lo hago en contextos muy amigables, como en Argentina (donde todo el mundo está de acuerdo conmigo, jejeje), pero en la mayoría de los lugares es visto como un alegato muy radical. Sigue leyendo

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