La perseguidora Alejandra Godoy sospecha que la orden de contratar al asesor del servicio de identidades para que trabajara como "doble agente" -Andrés Contardo- vino de la más alta jerarquía de la firma, es decir de más arriba de los ejecutivos chilenos imputados en el caso. Para eso se reunió con el jefe para Iberoamérica de Tata, Gabriel Rozman, asentado en las oficinas de Montevideo. Sigue leyendo
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