lunes, 13 de mayo de 2002

Reportaje Rabié

Caso Rabié, el posible mayor fraude tributario realizado en Chile
LA ESTRATEGIA DEL ALFIL

En unos cuantos días la vida del que fuera uno de los hombres de confianza de la distribuidora de alimentos más grande de Chile, Rabié SA, cambió abruptamente. De gerente contralor, mano derecha de los propietarios por más de 20 años, Humberto Contreras Anguita, se convirtió en la madrugada del 13 de marzo en lo que, meses antes, el mismo habría calificado como un “traidor”.

Por Miguel Paz y Rodrigo Soto* / Revista El Periodista (13 de mayo de 2002)

Ese día, al enterarse por uno de sus antiguos colaboradores que la empresa lo quería “destruir” y que para ello había acumulado pruebas irrefutables de un desfalco superior a los 700 millones de pesos, decidió trasladarse a la ciudad de Temuco para iniciar una guerra con Rabie SA en la que no dudaría en usar toda la artillería disponible. La que tenía acumulada por su alto cargo en la empresa y la que podía ampliar con una gran caja de resonancia: pensó, entonces, en el senador Nelson Avila, los medios de comunicación y el Servicio de Impuestos.

Según él, sólo así, podría enfrentarse con el monstruo empresarial que ahora lo acusaba y que preparaba una querella en su contra. Su contraataque iría directamente al corazón de la empresa: revelar un fraude impositivo tan millonario como el del legendario Feliciano Palma. ¿Será verdad?

Si bien Contreras Anguita sostiene que todo el conflicto se inició cuando él solicitó mil millones de pesos de indemnización para retirarse de la empresa, los Rabié aseguran que no había ningún problema con su gerente contralor, al que incluso ofrecieron ser parte del directorio a fines del 2001, hasta que se percataron que el hombre de confianza les estaba robando diariamente importantes sumas de dinero. ¿Lo uno o lo otro? Un misterio.

De ser cierta la versión de Contreras, mientras la camioneta 4x4 que lo conducía a Temuco se alejaba rauda de la capital de la provincia de Ñuble, no pudo más que pensar en los casi 22 años de carrera en la empresa que se iban al despeñadero. Y en cómo el mal cálculo de pedirle a los hermanos Rabié mil millones de pesos para jubilarse con la boca cerrada, lo tenía al borde de perderlo todo.

Conforme la camioneta se abría paso por la avenida Alemania de Temuco el 13 de marzo, en la mente del gerente contralor se concretaba la idea que tal vez el intento de jaque a los reyes había sido demasiado audaz, incluso para él: un hombre de familia con tradición militar que entre 1960 y 1962 adquirió aptitudes de estratega en la Escuela Militar y que se convirtió en el alfil indispensable para Rabié SA. Movió sus fichas y falló. Al ingresar al recinto del Servicio de Impuestos Internos en Temuco para averiguar si se podía estampar una denuncia de fraude tributario allí o en Santiago “porque en Chillán no podía hacerlo” dado el poder de sus ex empleadores, se debe haber preguntado cómo las cosas habían llegado a ese punto.

Convencido ya que su desmedida ambición y su confianza en el valor de los secretos que manejaba en su calidad de asesor directo de los hermanos Rabié lo habían traicionado, recordó la tarde de octubre del 2001 en que su salida de la empresa se selló al pedir a los jefes la fuerte suma. El 12 de marzo a las nueve de la noche ya no podían quedarle dudas. Los abogados de la empresa preparaban entonces la lista de testigos que asegurarían ante la justicia que Humberto Contreras Anguita, el gerente contralor, estaba robando desde 1996. Un mes más tarde la querella judicial se activó.

La versión de la empresa, entonces, se basa en que una vez descubierto, Contreras ideó la forma de “empatar” los cargos en su contra con la información que supuestamente manejaba y que intentó negociar con los hermanos Rabié para que no operaran judicialmente contra él. Estos, conscientes de que no habían hecho nada malo, sólo siguieron el camino judicial contra su ex gerente contralor el que, en pocos días, se convirtió en un mito dentro de Chillán.

Los Rabié y Contreras Anguita comenzarían una dramática partida de ajedrez: reyes contra alfil. Atrás quedaban los abultados ingresos que durante años percibió Contreras, el poder alcanzado y su estrecha relación primero con Jorge Rabié Davani y luego con Jorge -“Coco”- y Esteban Rabié Uauy, los sucesores del patriarca que tomaron las riendas de la empresa al fallecer este en 1999.

Con la misma certeza de que ya no volvería a visitar la villa camino a Coihueco en que viven los Rabié, Contreras vio tres salidas del embrollo: pegarse un tiro, huir del país: “me mandaron el mensaje a través del abogado ´todavía no hay querella, no hay orden de nada, a Humberto lo que le conviene es irse`”; o “buscar un ejército que pudiera equilibrar la fuerza de este poder”.

Optó por lo último y así, con una mente sacada de regimiento, y tras librar diez días de fantasía en que –sostiene- los mismos que trabajaron con él en el “servicio de inteligencia interno” le intervinieron cuentas de banco y tarjetas de crédito, le “pincharon” teléfonos y lo acosaron hasta la puerta de su casa, llegó a la cita con los autores de esta nota en un café del barrio alto a fines de marzo.

Explicando lo inenarrable y celebrando sus “genialidades” sin arrepentirse de nada, el ahora ex gerente contralor contó por horas su versión de los hechos a los asombrados autores. Lamentablemente y aunque los intentos fueron muchos y variados, El Periodista no logró más que silencio de Jorge y Esteban Rabié, hombres de bajo perfil, pese al encuentro con un amigo de la familia quien dijo que los aludidos no hablarían, convencidos de su inocencia.

Compleja resulta la denuncia de Humberto Contreras Anguita sobre una serie de prácticas: evasión tributaria, fraude, antisindicalismo y espionaje al interior de la empresa Rabié. Aún así, la importancia del cargo que sustentaba el informante y lo relevante de la acusación, de ser comprobada por el Servicio de Impuesto Internos, la Inspección del Trabajo y la Justicia, amerita revelarla pues arrojaría luces sobre el funcionamiento de algunas grandes empresas y la importancia de robustecer el rol fiscalizador de las instituciones del Estado.

“Yo soy un experto en fraudes. Yo soy un maestro del terror” -se presentó- “pero no lo hice sólo sino que a pedido de los Rabié”, dijo Contreras en su primer encuentro con los autores. Esta es la historia.

EL AUGE DEL CIUDADANO CONTRERAS

En 1980 muy pocos en Chile eran los que albergaban la idea de iniciar algún negocio dada las difíciles condiciones económicas que ya se avizoraban por aquel entonces. La tenacidad de la vida de los inmigrantes ante las adversidades llevó a Jorge Rabié Davani a dar el paso y transformar a Casa Rabié, su mítica tienda y paquetería de Chillán, en una distribuidora de abarrotes.

La necesidad de contar con equipos computacionales y la asesoría para su manejo llevó a que la suerte cruzara la vida del patriarca y su empresa con la de Humberto Contreras Anguita. Por los próximos dos años Contreras sería contratado a honorarios para cumplir labores en el área de adquisiciones e implementación de los computadores. La confianza comenzaba a rendir sus frutos, Contreras en 1984 comienza a hacerse cargo de otras áreas: "La parte operacional la veía yo completamente, desde los camiones, los transportistas, administración y finanzas". Los Rabié por su parte se encargaban de la parte comercial y de gestión de su empresa.

Paralelamente al crecimiento de la distribuidora, el ciudadano Contreras también escalaba posiciones de poder al interior de la misma. Ya para 1998 su injerencia en la cadena de mando era sólida, gozaba de un sueldo mensual de más de 8 millones de pesos y la completa confianza de la familia Rabié.

Todo cambiaría, según Contreras, con la muerte del patriarca, Jorge Rabié, en enero de 1999. Desde entonces ya nada sería fácil para este hombre; la nueva administración encabezada por el primogénito, Jorge Rabié Uauy, traía otro sello que no satisfacía los deseos de Contreras. Según este último, la relación personal con los hermanos Rabié comenzó a deteriorarse entrando en una creciente espiral de roces.

"Desde el 98 en adelante cambian profundamente este par de personas, al sentirse liberados de la presión del padre que no les permitía tener bienes, vehículos, tarjetas, cheques, plata, nada. Entonces al liberarse de eso ellos comienzan a cambiar su forma de hacer las cosas". Fue por entonces, según la versión de Contreras, que manifiesta su deseo de retirarse de la empresa aduciendo que "las directrices de los socios no eran consecuentes con los propios conceptos del destino de la empresa". Lo convencen de quedarse y este acepta después de un sustantivo aumento de sueldo. Se avecinaban tiempos difíciles para un hombre acostumbrado al poder.

Contreras Anguita no supo adaptarse al nuevo estilo de la tercera generación Rabié en Chillán, que se comenzó a blindar con un ejército de gerentes y técnicos comandados por Armando Jara Jara, el actual gerente general de Rabié y cuñado de “Coco” y Esteban. De algún modo, Contreras se sentía indispensable para la empresa, una suerte de pilar con capacidad para tomar decisiones en todos los ámbitos, porque -según él mismo- la gente lo respetaba porque le temía.

Muchas veces sus posiciones fueron extremas para dar golpes de timón al interior de la empresa, como su propuesta de despedir a la plantilla de gerentes que habían contratado los hermanos Rabié para llenar el vacío que había dejado su padre. "Si de mí hubiera dependido, en los últimos tiempos y lo propuse muchas veces, hubiera echado al 50 por ciento de los gerentes en 24 horas. Yo pienso, creo y calculo los sueldos de esa manera. Hubiera dictado por decreto un ahorro de mano de obra de un 25 por ciento en 24 horas. Y eso lo postulé muchas veces", explicaba en su larga entrevista con este medio.

El 12 de marzo pasado fue la última vez que Contreras pisó las dependencias de Rabié para dejar su licencia médica, desde entonces nunca más ha vuelto. ¿Qué hecho tan grave lleva a un hombre clave de la empresa a pasar a una semi clandestinidad? Según Contreras, desde los últimos meses de 2001 tuvo los primeros antecedentes que se estaba tejiendo una maniobra desde las altas esferas de la empresa para apartarlo de forma irregular. Lo cierto es que por ese mismo tiempo lo nombran Director y se le sube el sueldo a 10 millones de pesos. Aunque parezca contradictorio y siempre de acuerdo a la versión del gerente contralor, los socios de la empresa sabían con quien estaban tratando y lo nefasto que podía resultar un hombre herido en su orgullo que sabía demasiado del funcionamiento interno de la empresa.

Quizás el hecho que confirmó la sospecha de que el alejamiento de Contreras no sería por la buena, fue cuando este decide ir a la oficina de Jorge Rabié para pedirle una indemnización de mil millones de pesos a cambio de su salida voluntaria. “Me imagino que es una broma”, dice Contreras que obtuvo como respuesta.

EL IMPERIO BAJO ASEDIO

"Hoy, el suscrito reconoce su complicidad con todos los hechos reales y concretos que contendrá esta declaración, en un gesto de arrepentimiento sincero por los daños que estos ocasionaron a terceros, normalmente simples y modestos empleados, como asimismo por las deshonestas ganancias que algunos de estos mismos hechos representaron a los Rabié". Con estas palabras comienza la declaración jurada que Humberto Contreras presentó al jefe del Departamento de Delitos Tributarios del Servicio de Impuestos Internos (SII), Claudio Benavides, el 18 de abril pasado.

En lo medular la declaración se centra en las presuntas irregularidades que habrían cometido los Rabié con complicidad del ciudadano Contreras, en torno a los derechos laborales de sus empleados, la formación de una asociación ilícita al interior de la empresa, la evasión de impuestos y delitos tributarios por más de 30 mil millones de pesos. Cabe destacar que la acusación de Contreras no sólo identifica los tópicos anteriores, sino que los detalla, entrega elementos para su posible comprobación y analiza las consecuencias de cada hecho particular (ver entrevista).

La flota de 430 camiones de la empresa Rabié no sólo tienen la misión diaria de recorrer el país para entregar mercaderías a sus clientes, sus tripulantes se han convertido en cajeros móviles que recolectan más de 600 millones de pesos en efectivo, documentos y cheques de las ventas para entrada la tarde depositarlos en las oficinas centrales de cada planta de distribución.

Según el día y la hora de llegada mucho de ese dinero en efectivo, al menos 300 millones, debía esperar hasta la mañana siguiente para ser depositado en el banco, asegura Contreras. El ex contralor clava sus dardos en que parte de estos dineros que debían ir transitoriamente a la cuenta caja no llegaban a destino porque eran solicitados por alguno de los Rabié dejando un protocolar "vale por" en lo que sería una práctica cotidiana desde 1980, asegura. Contreras cuenta que al final de cada jornada el patriarca junto con su secretaria personal revisaba las cajas y destruían los "vale por". Después de la muerte del padre, los hijos Rabié siguieron con él sistema de retiro.

Para Contreras "los procesos de sustracción de dineros por parte de los socios, pueden llegar a ser diarios (dependía de la oportunidad de negocios en efectivo), los procesos de conciliación de las cuentas de Deudores Clientes es mensual, y ambos se manejan en forma interna, pero el problema se presentaba seriamente una vez al año, cuando había que confeccionar el balance general". Por ello, según Contreras, fue solicitada su capacidad para ocultar la situación, desarrollando un programa computacional que tenía como misión disminuir el exagerado saldo interno de la cuenta caja. "En los años iniciales, se subieron los costos unitarios de los artículos, o sea, si algo costaba 100 pesos la unidad, se buscaba con sofisticados programas computacionales las proporciones que este artículo iba a aportar a la diferencia total, tomando en cuenta, por supuesto su incidencia ponderada respecto a las unidades", y agrega: "Posteriormente, pensando que las adulteraciones de los costos de los artículos eran más vulnerables, se cambia el sistema por aumento de las unidades de los productos, buscando otra vez el mismo efecto compensador".

Como protagonista y supuesto cómplice de la situación, Contreras explica que a la hora de los balances generales se diseñaban distintos archivos para hacer coherente la información del año, diseñando uno especial para la adulteración que luego se traspasaría a los libros oficiales timbrados por el SII.

El ex gerente contralor dice haber participado en esta irregularidad durante 15 años, que el monto total de sustracción de dineros no declarados podría llegar a más de 60 mil millones de pesos, que de ella sabían los cercanos de Rabié, el actual gerente general, Armando Jara Jara, y los auditores externos de la empresa Ricardo Toledo Fuentes de Santiago y Luis Díaz Verdugo de Concepción.

Contreras también cuenta en su declaración jurada y en su entrevista con El Periodista, otra práctica extendida al interior de la empresa que afectaba a los trabajadores y en la cual tuvo una destacada participación. Según su testimonio cada contrato de trabajo se realizaba por un monto menor al pactado previamente, es decir, sí a alguien se lo contrataba por 120 mil pesos, en el contrato se especificaba que era por 100 mil y el restante de la plata se cancelaba como si fueran horas extraordinarias del trabajador, las cuales de todas formas trabajaba.

El rol de Contreras consistió en el diseño de un método computacional que "fabricaba todos los fines de mes listados con supuestas horas extras, que los trabajadores se obligaban a firmar, para pagar dineros que correspondían a sueldos pactados y no a hora extras". La creación de modelos matemáticos aleatorios para cumplir con los objetivos finales siempre fue un aliado de Contreras a la hora de desarrollar prácticas oscuras, sin ningún tipo de arrepentimiento. Al respecto cuenta: "El programa computacional simulaba días, horas de inicio, horas de términos, festivos, nocturnos, etc., y se imprimían en listados que los trabajadores se veían obligados a firmar, el cálculo de las horas extras (saldo pactado con el empleador) se suponía aritméticamente igual al máximo de horas legales extras que un trabajador podía cumplir en el mes". Demás está decir que este tipo de prácticas se constituirían en un ahorro millonario por concepto de imposiciones para la empresa, más aún cuando -según Contreras- estas tienen una data de a lo menos veinte años. Lo cual repercute de manera evidente en los fondos de pensiones de los trabajadores y en sus planes de salud al ser su imponible más bajo que el real.

Iluso resultaría pensar que un hombre de las características de Contreras hoy hace públicos todos estos presuntos ilícitos cometidos junto a la familia Rabié por un arrepentimiento celestial. Por el contrario, hoy el ex Gerente Contralor se juega el pellejo con estas acusaciones porque según su testimonio "La estrategia de los Rabié es involucrarlo cargándole las culpas de sus ilícitos".

La justicia y la posible investigación que realice el SII tendrán la última palabra, por lo pronto, ya hay un abanico de querellas que salpican los tribunales de la cuna de O´Higgins.

El viernes 12 de abril en el primer juzgado del crimen de Chillán abogados de Rabié SA presentaron una querella por robo (Rol 78.537) contra su ex Contralor, Humberto Contreras Anguita, por la apropiación indebida de más de 700 millones de pesos desde 1996. En ella se daría cuenta que este personaje supuestamente tenía una red de personas al interior de la empresa que sustraía dineros en efectivo que luego se entregaban a Contreras. El no haber detectado antes el robo, explica la querella, se habría debido a que el acusado tenía bajo su mando el sistema informático el cual modificaba a su antojo para ocultar el ilícito. De forma extraordinaria este se logra detectar una vez que se analiza la contabilidad a la cual Contreras no tenía acceso.

Por su parte el ciudadano Contreras a través de su abogado, Tirso Figueroa, (ex concejal PS en el período anterior) presentó el 17 de abril una demanda laboral en el primer juzgado civil contra Rabié S.A. por concepto de indemnización por años de servicio que asciende a la suma de 306 millones 800 mil pesos. Posteriormente el 4 de mayo presenta una "Denuncia por apropiación indebida de documentación, especies y dineros" dejados por Contreras en su ex oficina en la empresa.

El juez Carlos Arias, acusado por Contreras de haber recibido de sus manos en el pasado 20 millones de pesos por gestiones para Rabié, tendrá la última palabra (ver entrevista).

Por lo pronto esta guerrilla de denuncias, querellas, investigaciones y silencios dejan la sensación de que algo más allá de sospechas hay en esta historia, alguien miente, eso es seguro. Sin embargo y por sobre los involucrados, el caso resulta un ejemplo ilustrativo porque hombres inescrupulosos como Contreras no faltan, sino que sobran en nuestro país. Por su parte los ilícitos que presuntamente habría cometido el clan Rabié no son a priori inverosímiles.

Para nadie es un misterio que en el Chile estable económicamente no sólo los grandes empresarios se manifiestan en contra de los impuestos, sino que siempre encuentran alguna manera de evadir esa pesada carga o a lo menos atenuarla.

Ahora es responsabilidad de los tribunales y los organismos públicos competentes dirimir la situación, sólo después se verá si Contreras cae sólo o acompañado. De cualquier modo las cosas ya no serán las mismas para la familia Rabié, Contreras y la ciudad de Chillán.

*Versión reducida del reportaje. No incluye la entrevista publicada en la misma edición de El Periodista.

1 comentario:

Anónimo dijo...

El señor FREI, don Eduardo (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Ávila en los minutos que restan al Comité Socialista.
El señor ÁVILA.- ¿De cuántos minutos dispongo, señor Presidente?
El señor FREI, don Eduardo (Presidente).- De 15, señor Senador.
El señor ÁVILA.- ¡Más que suficientes!

DISCULPAS PÚBLICAS A DON JORGE RABIÉ UAUY Y FAMILIAPOR EXPRESIONES EN LIBRO "LA GRAN INFAMIA"

El señor ÁVILA.- Señor Presidente, daré a conocer al Senado, mediante su lectura, un documento que forma parte del compromiso asumido por mí con uno de mis querellantes. Dice lo siguiente:
"1.- El libro "La gran infamia" lo escribí sobre la base de errada información proporcionada por terceros. La que se refiere a don Jorge Rabié Uauy, la familia Rabié en general y la firma Rabié S.A. la obtuve principalmente de Humberto Contreras Anguita, quien se encuentra procesado por los Tribunales de Justicia.
"2.- Nuevos antecedentes que he tenido ocasión de conocer en profundidad durante los procedimientos judiciales originados por mis dichos y afirmaciones dejan en evidencia que las aseveraciones efectuadas en "La gran infamia" respecto del señor Rabié Uauy, su familia y la empresa Rabié S.A. no son efectivas. Además, he llegado a la convicción de que don Jorge Rabié no ha participado en maniobra alguna para involucrarme en el caso Spiniak, más aún cuando es un hecho claro y evidente que en ese caso no he tenido participación ninguna.
"3.- Hoy he adquirido también el convencimiento que el Servicio de Impuestos Internos ha ejercido sus facultades fiscalizadoras respecto de la empresa Rabié S.A., al igual como lo hace normalmente con los demás contribuyentes, sin que exista ningún elemento de juicio para sostener que se haya incurrido en fraude tributario o en otras malas prácticas, como por ejemplo, otorgar dádivas a un parlamentario.
"4.- Por consiguiente, retiro las expresiones vertidas en "La gran infamia" y las declaraciones de prensa respecto a don Jorge Rabié Uauy, su familia y la empresa "Rabié S.A.", declarando que valoro el esfuerzo empresarial llevado a cabo principalmente en la Octava Región por don Jorge Rabié Davani y sus descendientes, cuyo prestigio, fama, reputación y crédito se encuentran incólumes y, como es debido, le he ofrecido al aludido y su familia estas explicaciones y disculpas, como lo hago ahora ante la opinión pública.".
Eso es todo.

Atentamente Miguelito, pues esa información se te quedó afuera....

Pedro Rabié