sábado, 23 de agosto de 2003

LUN en la Peni con Rock & Rejas










El grupo liderado por Álvaro Henríquez tocó ante unos mil reclusos
Los Pettinellis arrasaron en la Peni

Felipe Rodríguez C. / LUN (Sábado 23 de agosto de 2003)
Foto: Marco Llanos

Soy el rey. Alvaro Henríquez cantó, bromeó con los reclusos e, incluso, hizo una coreografía cuando interpretó su hit “Ch, bah, puta la güeá”.

El concierto, culminación de la gira “Rock & Rejas”, dejó conforme a los internos, quienes incluso bromearon con el ex vocalista de Los Tres, consultándole reiteradamente por Patricia López.
Quince minutos antes de que Los Pettinellis saltaran al escenario, una sola palabra se escuchaba desde todos los pasillos de la ex Penitenciaría. “Pettinellis, Pettinellis”, repetían los reclusos como anticipo del concierto que verían minutos más tarde.

El cierre de la gira “Rock & Rejas”, que llevó música a varios recintos carcelarios del país, no pudo ser mejor.El grupo comandado por Álvaro Henríquez se ganó los aplausos de su inédito auditorio recurriendo a actitudes muy chilenas. La talla rápida, coreografías improvisadas y las alusiones al obligatorio celibato que llevan los internos fueron celebradas con carcajadas.

Sin demagogia y con un espíritu festivo, el ex líder de Los Tres se tomó su show -de casi una hora de duración- como un relajo. Cantando frente a una amplia imagen de una virgen que domina el patio de la ex Penitenciaria, Henríquez fue el barómetro de la jornada. Al notar que, en un principio, los reclusos oían sus canciones sin manifestar algarabía ni reprobación -parecían estar anestesiados-, comenzó a lanzar frases irónicas como “esto es un éxito” o “¿les gusta el hueveo?”. Allí, la relación cambió. Los presos se soltaron, comenzaron a aplaudir y más de alguno preguntó entre la multitud por “la Patty López”. Las risas comenzaron a brotar, sobre todo, cuando el creador de “Déjate caer” al comenzar “Sexo con amor” replicó con un “a ver, a ver, ¿quién es el hueón caliente que pregunta a cada rato por la Patty López?”.

El concierto subió de intensidad cuando un interno, apodado “Bruce Lee”, trepó hasta el techo del penal y comenzó a bailar al ritmo de la música, mientras sus compañeros que estaban en el patio y los demás, que asomaban sus cabezas por sus celdas, festejaban el improvisado espectáculo.

Tras volver a los escenarios para interpretar “He barrido el sol”, Los Pettinellis se fueron con la frente en alto y dándole s en el gusto a los internos con un tema que hace rato pedían: “Ch, bah, puta la güeá”. Ese fue el clímax -con coreografía incluida- y el final. Henríquez levantó el puño y se despidió agradecido de los reclusos que lo aplaudían. El patio quedó en silencio y todos volvieron a su rutina.“Ojalá que estos locos vengan a tocar de nuevo”, dijo Joel, quien tenía un tatuaje del Che Guevara en el corazón. “Es que aquí nos aburrimos caleta”, sentenció. Y se fue. Había bajado el telón.

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