domingo, 12 de diciembre de 2004
Entrevista Pablo Lorenzini
Pablo Lorenzini y la apuesta presidencial de Adolfo Zaldívar
PLAN ZETA
Aunque los sondeos señalan a Michelle Bachelet y Soledad Alvear como las candidatas de la Concertación, hay quienes insisten en que las encuestas no lo son todo. A riesgo de ir contra el tránsito en una calle repleta de índices desfavorables, el entrevistado asegura que su jefe de partido es “el hombre” y que en la DC no habrá primarias, aunque le disguste a la “Chol”.
Miguel Paz / La Nación Domingo (12 de diciembre de 2004)
Es uno de los “caza Lagos” de las primarias concertacionistas de 1999 que se reconvirtió e hizo campaña por el actual Presidente. “Fui el creador del primer comando presidencial de Lagos”, recuerda este consejero nacional de la Democracia Cristiana y uno de los delegados a la Junta Nacional de ese partido; instancia que se reunirá en enero para discutir sobre los destinos de la candidatura presidencial DC. Lorenzini es de los que creen ciegamente en Adolfo Zaldívar como “la carta” de la Concertación para el 2005, y así lo ha proclamado a los cuatro vientos en varias ocasiones.
- Usted es zaldívarista “a la vena”, como se dice.
- Fui el único que se atrevió a proclamarlo en febrero del año pasado. Obviamente, en esa época, él me retó. Volví a insistir a comienzos de este año y Zaldívar me retó nuevamente, e insistí en agosto, visualizando lo que iba a pasar en las elecciones. Era claro que íbamos a tener de un 21 por ciento para arriba. Entonces, ¿para qué íbamos a estar esperando hasta el 31 de octubre para proclamarlo? Adolfo entendió ahora que él tiene todos los merecimientos para ser un presidenciable, pero cuando empieza a preguntarse ¿y por qué no?, ha perdido dos años. Hoy, es bastante más complicado levantar su candidatura frente a dos candidatas (Soledad Alvear-Michelle Bachelet) que están hace tiempo.
- ¿Puede haber realmente un candidato como Zaldívar fuera de las encuestas?
- Obviamente las encuestas son un elemento, pero si fuera así, no hagamos elecciones. Simplemente hagamos encuestas y designamos diputados, senadores y alcaldes. Además, hemos visto que las encuestas no responden a los resultados.
- ¿Usted lo dice por las encuestas de la UDI frente a las elecciones municipales?
- Lo digo por las encuestas que uno ve en la prensa. Si las encuestas fueran lo único que importa, eso significaría que yo me niego como político. Yo no creo en las encuestas.
- El interés por los sondeos de opinión es muy sui generis. A los políticos solo les agradan cuando aparecen bien posicionados.
- Un candidato presidencial no lo puedes definir por encuesta, porque no sólo se trata de ganar. Si pones cierto candidato dentro de la Concertación que hoy día tenga altos índices de popularidad, no estoy claro si lo votaría, porque quiero un candidato que represente mi concepción concertacionista: cristiana, social, humanista.
- ¿Soledad Alvear no tiene todas esas características? Perspectiva social, cristiana, y tiene el apoyo de la gente.
- Y Adolfo también.
- Pero en las encuestas Zaldívar no “marca”.
- ¿Dónde se ha medido Adolfo en términos presidenciales? Adolfo es un candidato que recién ahora está diciendo “estoy disponible”. Apurarse mucho limita a un candidato como él. Hace tres meses, Adolfo marcaba cero puntos, hoy día marca cinco o seis puntos. En medición hecha uno a uno, es cierto que Soledad y Bachelet le ganan a Lavín; es cierto que Lavín le gana a Adolfo, pero al final las definiciones pasan por si uno es de un mundo concertacionista o es de oposición. Si un socialista tiene que votar el día de las elecciones presidenciales y tiene en la papeleta a Joaquín Lavín o Adolfo Zaldívar, la pregunta es ¿va a votar por Zaldívar o va a votar por Lavín?
- Ante la disyuntiva, puede votar contra Lavín, sin que eso signifique apoyo para Zaldívar.
- Está bien. Pero a lo mejor muchos DC han votado contra el candidato de la derecha, o no votarían a favor de Michelle, sino contra Lavín.
- ¿Cuándo tendría que definirse este tema?
- El 31 de enero la DC debe tener su candidato, sea el que fuere. Febrero, brisas marinas para conversar informalmente entre los socios de la Concertación y nuestro candidato y el 31 de marzo deberíamos tener el candidato presidencial. En el caso nuestro, habiendo dos candidatos no tiene sentido hacer una elección de un militante un voto.
- Según entiendo ha habido tratativas con el senador Frei para endosarle su apoyo a Adolfo Zaldívar.
- Frei, como a mí me dijo, no se va a bajar de nada. Todavía no ha dicho que es precandidato. Hay una diferencia, Soledad dijo “soy precandidata”, Adolfo dijo “estoy disponible”, Frei ha dicho “en lo que sea trabajar por el futuro de Chile cuenten conmigo”.
- Eso es cuestión de semántica y estrategia.
- No sé si es estrategia o son mensajes claritos. Mi impresión es que si son dos candidatos, Adolfo y Soledad, una junta puede decidir. Si hay tres candidatos deberíamos hacer una votación un militante un voto. Ahí ya se divide un poco más la cosa. Una primaria interna es complicada.
- Las encuestas son un método de referencia, tienen margen de error, pero no dejan de ser importantes frente a la ausencia de otros métodos. ¿Por qué obviar el tema?
- En una encuesta tienes que hacer las preguntas correctas, porque si no, estás manejando la encuesta. Es como los números del ministro Eyzaguirre. ¡Dan para todo! ¿Por qué no hacemos la verdadera encuesta? Decir: mire, aquí hay dos candidatos, ¿usted vota Concertación o vota oposición? Si usted hace una encuesta entre Lavín y Adolfo, Lavín no le gana 70-30 a Adolfo Zaldívar, ni mucho menos.
- ¿Esa encuesta han hecho ustedes?
- Obvio. Si usted les dice a los ciudadanos “la elección es ésta y no hay nadie más”, no cabe duda que Adolfo le gana a Lavín.
QUIEN MANDA
- Imaginemos que Adolfo Zaldívar es ungido por la junta de su partido en enero, ¿no cree que una competencia entre él y Bachelet generará un gran desgaste?
- No va a haber primarias, va a haber conversaciones. No podemos entrar en primarias, y para la Soledad Alvear es lo mismo. No podemos tener un desgaste de 60 días, para recién a fines de mayo o junio tener una primaria entre dos potencias. Si eso es así, prefiero la primera vuelta. Por lo tanto, si hay dos candidatos habrá que conversarlo, porque el que tiene Presidente no tiene Parlamento y viceversa. Habrá que ver qué prefiere la DC, qué prefiere el PPD-PS. Los radicales ya lo han dicho: ellos prefieren la posibilidad de tener dos senadores y nueve diputados. - ¿El Partido Radical será la niña bonita de las negociaciones al interior de la Concertación?
- En esta opción ellos prefieren acceder al Parlamento. La pregunta que habría que hacerle a Soledad Alvear, como a Adolfo Zaldívar es ¿usted prefiere para la DC Presidente o Parlamento? Es lo mismo para Michelle Bachelet. Si los socialistas dicen: “Queremos a Michelle más Parlamento”, eso es irreal, y no se va a dar. No le quepa ninguna duda. Si la DC no tiene presidente ni Parlamento, esto se acaba. Primero, soy demócrata cristiano y después concertacionista.
- Algunos analistas plantean que la candidatura de Adolfo Zaldívar es un gran bluff para lograr más cupos DC en el Congreso.
- ¿Y esos analistas qué dicen del Presidente Lagos? Habría que preguntarles si están pensando, con el liderazgo de Lagos y el porcentaje de respaldo que tiene, y si éste no piensa en cuatro años más. Si entramos a los analistas y sus disquisiciones, el Presidente Lagos debería decir: Michelle Bachelet ahora y yo después, y tres gobiernos socialistas al hilo. Obviamente, en ese contexto no hay Democracia Cristiana. Yo, por lo menos, no estaría ahí.
- ¿Qué pasa con el PC? Pese a las diferencias ideológicas con ese partido, el sector de Zaldívar ha mantenido una relación de cordialidad pragmática con los comunistas.
- Después de ver lo que ha sucedido en las municipales, uno dice por qué no pueden estar representados en el Parlamento. Soy firme partidario de incorporar al PC al sistema democrático, y si para eso hay que hacer pactos con ellos, yo al menos estoy abierto a buscar algunos cupos para el PC o los humanistas. La DC debería abrirles un espacio.
- ¿Esas son parte de las definiciones que va a tener que marcar la junta de su partido en enero?
- Debiera ser, pero no lo creo. La junta debiera definir qué hacer con el Partido Radical. Tengo mis dudas de que vayamos a definir el candidato en esa reunión; tengo dudas también de la aceptación que pueda tener el comando de Soledad Alvear de los resultados de esa junta. Aquí hay que hacer ciertas declaraciones previas. Si Soledad gana esa junta, este militante al otro día va a estar trabajando por ella, y buscará que ella sea la candidata y no Michelle, pero a mí me gusta Adolfo Zaldívar. Prefiero a Adolfo por la cercanía, por una DC más ordenada y moderna, con cambio generacional, pero no tengo nada que decir de la capacidad de Soledad. Son pequeños matices. Lo que no me gusta es que a priori se dé lo que hoy día se llama “encuestazo”. Unas encuestas que nadie sabe de dónde salen, quién las paga, quién las hace, donde están siempre los mismos “lolosaurios” de la política, que siguen marcando dos o tres puntos.
- ¿Para la DC cuáles son las cuestiones clave de un programa de gobierno?
- Uno: el rol del Estado. No queremos que el Estado siga diluyéndose. Eso significa una gran reforma tributaria. La carga tributaria de 18 por ciento es bastante baja para un país desarrollado. El tema de la pequeña y mediana empresa, el gran tema olvidado que no hemos podido resolver; bastaría con que cada pyme chilena contratara cada tres años una persona y estaríamos con pleno empleo. Tercero, por todos los tratados y las condiciones de la globalización, hay que buscar una salida digna para ese mundo rural que todavía existe. Cuarto, fortalecer la educación, una educación técnica, más que abogados y médicos.
- Eso implica regular el mercado de la educación universitaria.
- Obviamente yo soy regulador. Miremos las utilidades de las trasnacionales; miremos lo que sucede con las autopistas que se empiezan a pagar y aún no las han terminado; miremos los accidentes, lo que pasó con La Farfana y las eléctricas. ¿Cuáles son los que tiene mayores utilidades? La banca, vea la banca. La concentración económica en este país es tal que cada sector es manejado por tres empresas: en farmacias, en líneas aéreas, supermercados, tiendas, AFPs, isapres, clínicas. Entonces, ¿quién está mandando en el país?
- ¿Los mismos que pagan las campañas?
- Exactamente. Entonces, lo que no quiero es que esos conglomerados, ni los dineros puestos en esos conglomerados determinen el candidato presidencial. Si lo va a hacer la gente, que lo haga la gente, pero frente a alternativas reales, no ante supuestos.
MEA CULPA
- ¿Qué importancia le concede al Informe Valech y las políticas de reparación del gobierno?
- Difiero con el gobierno y lo vamos a ver en el Parlamento con mucho respeto. Una cosa es reconocer, otra cosa es pedir perdón. Lo que ha sufrido mucha gente no sólo es moral, es físico y económico, y han sido sus familiares, hijos, parientes, los castrados en las posibilidades de tener una vida digna. Entonces, no es como dijo Eyzaguirre “unos pesos más, unos pesos menos”. ¡Por favor! Cuando el superávit estructural del 1 por ciento nos tiene con un colchón enorme, negar 50 ó 100 millones de dólares, por algunos años, a la gente que ha sufrido ni siquiera es conversable. Hasta ahí llega mi espíritu concertacionista. A mí, no me van a encontrar con un voto negativo, si es que hay que entregarles algo más justo, más compensatorio a estas personas. - ¿Falta que autoridades civiles de la dictadura pidan perdón?
- ¿Me preguntas quién ha hecho un mea culpa de verdad? Todos conocemos los nombres de los doscientos, los quinientos, o los mil, que antes y después provocaron esto. Yo creo que un mea culpa en el sentido de “culpabilidad” no deben dar, pero sí uno puede equivocarse en determinadas circunstancias. ¿Quién ha pedido realmente en forma pública un perdón: yo la embarré, yo me equivoqué?
- Mónica Madariaga, prima de Pinochet y ex ministra, lo hizo.
- Sí, pero cuántos son los casos. El resto se esconde, “en que nosotros”, “que grupales”, “que institucional”, “que me dieron la orden”. Perdóneme, pero creo que, si a usted el diario le da la orden de publicar a unos niños desnudos, usted dirá: perderé la pega, pero no la voy a cumplir.
Están bien los avances, pero punto final no. No estoy disponible para una ley de punto final. Esto lo cerrará la historia a través de generaciones, con todos los mea culpa que vengan, pero estos capítulos no se cierran con papeles o con declaraciones corporativas.
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