viernes, 29 de julio de 2005

Reportaje / La joya del red set versión "uncut"


La invasión de la whisquierda y la farándula criolla en Valparaíso
LA JOYA DEL RED SET


¡Olvídese de Tunquén, Cachagua y Zapallar! El nuevo epicentro de veraneo “power” está en el Cerro Alegre, donde se reúne lo más granado de la fauna política y artística nacional. A continuación, el “quién es quién” de la cosa porteña y el circuito de brindis y carretes de fin de semana.

Por Miguel Paz

“Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos”. (Pablo Neruda, uno de los primeros red set en tener casa en el puerto).

El pasado martes el termómetro marcó 33 grados en Santiago pero Guido Girardi no los sintió en carne propia. El senador PPD estaba en el Cerro Alegre de Valparaíso posando para un fotógrafo en el frontis de su casa. Sonreía, enfundado en un terno parecido a los que usan los miembros de los directorios de las AFP. Minutos antes de partir a bordo de su jeep 4x4 blanco con chofer, le había mostrado a una periodista los tres pisos de la casa que se compró y refaccionó con su suegro Jorge Echenique, ingeniero agrónomo y ex presidente de Fundación Chile.

La nota no era para “Vivienda y Decoración” ni para una revista de papel cuché. Era para “Reportajes” de La Tercera.

La residencia de calle San Enrique 387 cobró notoriedad cuando Girardi agasajó con un cóctel a Segolène Royal, la precandidata presidencial francesa del Partido Socialista que estuvo en Chile para apoyar a Michelle Bachelet en la segunda vuelta. En medio de los brindis la francesa gozó con la vista al mar de la amplia terraza del último piso. Luego Girardi y sus invitados almorzaron en el histórico Café Turri, un enclave de la fauna política, intelectual, artística y farandulera criolla en plan “weekend”.

FUNDACIÓN MI CASA

Girardi no es el único adepto al mundo “progre” que ha sido arrastrado por el magnetismo de las sinuosas callecitas de la “Joya del Pacífico”.

El ambiente despreocupado, las espectaculares vistas a la bahía y la cercanía con la capital han cautivado a un grupo diverso de personalidades de izquierda renovada, políticos de centro y artistas de todo tipo, que se agrupan en los cerros de moda; prefieren el bochinche y el caos urbano de la ciudad, antes que la tranquilidad de Cachagua y Zapallar, o el aislamiento “chic” de Tunquén.

Un arquitecto que vive hace dos décadas en el Cerro Alegre explica con sociología callejera los motivos que atraen a sus nuevos vecinos de fin de semana: “Tiene onda tener casa aquí. La recuperación de los cerros y la cercanía con Santiago lo convierten a Valparaíso en el lugar ideal. Además, está al lado de Viña pero no es Viña. Y eso, para el red set es importante a la hora de cuidar las formas. Es igual que en Santiago. Allá prefieren vivir en La Reina Alta en una casa `ladrillo Velasco´ antes que en La Dehesa. La movida es tener plata pero que no se note”.

Los cerros “que la llevan” son, lejos, el Alegre y el Concepción, en el sector 3 de la Zona de Conservación Histórica.

La lista de personajes con casa en sus laderas es generosa: el ex marido de Clara Szczaranski e integrante histórico de Inti Illimani, Jorge Coulon; el hasta hace poco secretario ejecutivo del Plan Valparaíso, Iván Valenzuela Rabí (dato “freak”: aparece fugazmente en el spot del NO); el ex subsecretario del Interior y nuevo integrante del Tribunal Constitucional, Jorge Correa Sutil, con su esposa, la historiadora Sol Serrano, y sus hermanas, la escritora Marcela Serrano y la periodista Margarita Serrano; el actor de TVN Néstor Cantillana y su novia actriz Macarena Teque; el fotógrafo de la Agencia IMA e hijo del manager de Quilapayún en su exilio en París, Rodrigo Gómez Rovira; el pintor, ex socio de la agencia de publicidad BBDO -creador de la frase “única, grande y nuestra” de cerveza Cristal- Juan Subercaseaux; el director de cine y dueño de la productora de comerciales Twist Films, Claudio Droguett; la pintora Isabel Klotz, hermana de Matías, un arquitecto de referencia ABC1 y director de la carrera de Arquitectura de la Universidad Diego Portales; Alberto Cussen, integrante del Comité de Amigos de Valparaíso junto al empresario naviero Beltrán Urenda; el mandamás de la Corporación Tiempo 2000, Jorge Navarrete; y Christián Warnken. El periodista se compró una casa en el pasaje Gálvez junto a tres socios para renovarla, aunque las obras están detenidas.

En ambos cerros, en medio de la amplia oferta gastronómica del Café Vinilo, el Puerto Escondido de Coulón, el Pasta e Vino, la pizzería Allegro de la sobrina del psiquiatra Otto Dörr, el cine bar Ocho y medio y los proyectos hoteleros de 5 estrellas que crecen como espuma, como el de Eduardo Ergas, la elite de izquierda encuentra un espacio en “el mejor barrio de Santiago con vista al mar”, como dijo Iván Valenzuela en el discurso que dio en el lanzamiento del Plan Valparaíso.

Si incluso el ex Asesor Presidencial de Cultura Agustín Squella y el asesor de Segundo Piso, Ernesto Ottone tienen casa en Valparaíso. Pero nobleza obliga: hay que decir que son oriundos del puerto y sus residencias están fuera del circuito del red set.

LA CORREDORA TOP

Encontrar un segundo hogar en una ciudad que es “Patrimonio de la Humanidad” no es simple. Hay que estar dateado. Es el plus de calificar entre la “Gente Como Uno” (GCU).

Desde que el puerto obtuvo la designación patrimonial de UNESCO el 2003 y se decretara un año antes el ambicioso Plan Valparaíso, el interés inmobiliario del red set y el Hollywood chilensis se concentra en el sector 3.

Si bien le cayó como patada en la guata a los porteños, para Todd Temkin hay algo de profético la frase “el mejor barrio de Santiago con vista al mar”. “La plusvalía ha subido unas dos o tres veces comparado con lo que era el año `96”, dice. Temkin es un gringo que halló “su lugar” en el Cerro Bellavista, al igual que Douglas Tompkins lo encontró en la Patagonia. Como éste, Temkin montó una corporación sin fines de lucro, la Fundación Valparaíso; una de las entidades que más ha promocionado el perfil “bohemio” con que raya el red set y que le revienta a algunos porteños que ven con desagrado y por qué no, un dejo de envidia, como los “santiaguinos” se compran casas y les meten lucas, hartas lucas.

Las críticas van por el lado de que algunos de los residentes temporales no respetan la ley de vistas y –como dice el periodista Felipe Montalva- “hacen mansardas y ampliaciones arquitectónicas sin pensar en los vecinos; como el tercer piso que construyó Girardi en su casa”, que le valió reproches de Ciudadanos Por Valparaíso, un movimiento que defiende el patrimonio de la ciudad.

Otra de las quejas recurrentes tiene que ver con la noción de barrio. “Aquí estamos acostumbrados a saludarnos con todo el mundo y a vivir como en los barrios de antes. La recuperación de las casonas antiguas es buena pero qué sacas con que mejoren las casas si están deshabitadas de lunes a viernes”, explica una entrevistada del Cerro Alegre.

Más allá de la divergencia entre “locales” y “afuerinos”, para tener derecho a llave en los sectores más cotizados y onderos el nombre de Patricia Sepúlveda es clave.

Ella es una ex mirista que estuvo exiliada en Suiza y se convirtió en la corredora de propiedades del red set. Ha estado detrás de las transacciones inmobiliarias más renombradas.

Sepúlveda reconoce: “A todos les he vendido yo”. Pero se niega a dar los nombres de sus clientes sin su autorización. De todos modos, pudimos confirmar que al menos los traspasos de las casas de Girardi, Subercaseaux, las hermanas Serrano y de Iván Valenzuela Rabí fueron tramitados por ella.

Su oficina está en la calle Lautaro Rosas, una de las más preciadas del Cerro Alegre. En la misma vía están las sedes porteñas del centro cultural Balmaceda 1215 y de la Universidad Arcis (vinculada al ex Gap y amigo de Fidel Castro, Max Marambio, y el ex secretario general del MIR, Andrés Pascal Allende).

Al frente de su despacho está la casa de Valenzuela. Allí, hasta altas horas de la madrugada del sábado 7 de enero un selecto grupo de invitados festejó al anfitrión por concluir exitosamente su trabajo como secretario ejecutivo de la Comisión Presidencial Valparaíso. Horas antes, el presidente Lagos había sellado con su firma y abrazos el convenio con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) que inyectará U$25 millones en créditos del banco más U$48 millones aportados por el Gobierno para proyectos patrimoniales y de infraestructura, a cargo del Programa de Recuperación y Desarrollo Urbano de Valparaíso.

Ese es el perfil de la mayoría de los clientes de Sepúlveda. Gente que no quiere ir a dormir y pasear por la playa. Personas sobre los 50 años, con hijos que ya están grandes, que prefieren ir a Valparaíso por el ambiente nocturno. “En Cachagua no hay nada. En este sector en cambio hay cafés, bares, restaurantes”, enumera la agente inmobiliaria. Temkin incluye otro segmento, el de profesionales jóvenes: artistas, arquitectos, diseñadores, etc. “También hay especuladores, muchos gringos, europeos, chilenos repatriados desde el extranjero, empresarios del Sanhattan, y gente más bien fìfí que encuentran en Valparaíso un pasatiempo placentero que agrega un valor cultural a su vida”, aclara.

El costo de este goce inmobiliario va desde los $30.000.000 y se eleva sobre los $200.000.000. Quizá por eso y pensando en los que aún no alcanzan el sueño de la segunda casa propia, en los sectores más hot de la movida porteña empiezan a repetirse los hoteles de “design”.

BED & BREAKFAST VIP

“Si has vivido en Europa debes vivir en Valparaíso”, le dijo una vez su primo a Nelson “Negro” Morgado. Este le hizo caso. Morgado es el dueño del Brighton, un hotel ubicado en el Cerro Concepción que acoge desde científicos de la Nasa, que han dormido allí, hasta el presidente Ricardo Lagos, quien en el último tiempo ha saboreado pescados y mariscos sentado en la terraza a cuadros blancos y negros del Hotel en dos oportunidades.

En una entrevista Morgado explicó que al hotel le pusieron Brighton porque la casa es de estilo victoriano y está en un barrio inglés, aunque lo que primó es que Chile es un país muy arribista. “No iba a ser lo mismo ir a tomar café donde Soto, que ir al Brighton”, dijo.

El lugar se ha convertido en un “must” de personalidades criollas y extranjeras, como el escritor español Enrique Vila Matas. Este se hospedó en el Brighton para el Año Nuevo del 2001 junto al periodista Roberto Brodsky y su mujer Paula Recart, directora de la revista “Paula”. Esa noche Vila Matas vio los fuegos artificiales y “fue completamente feliz”. Es más, en su novela “El mal de Montano” el hotel ocupa un lugar destacado.

Dentro del ambiente político de la Concertación se cuentan como clientes el ex jefe de Comunicaciones del comando de Michelle Bachelet, Ricardo Solari, el presidente del Banco Estado Javier Etcheberry, y los mencionados Jorge Correa Sutil y señora.

El mundillo de la televisión y la farándula también come allí. Bastián Bodenhofer, Aline Kuppenheim, Javiera Contador, Benjamín Vicuña, Daniel Alcaíno, el boxeador Carlos Cruzat, Ernesto Belloni “Che Copete”, Carla Ballero, y la novia de Chile Marlen Olivari han sido vistos en el local.

Morgado también es dueño de Villa Toscana. Este es un café de estilo italiano que está al lado de la casa de Iván Valenzuela. En el centro de eventos se realizan conciertos, exposiciones y matrimonios. De hecho, anoche se casaba en la Villa, la periodista de farándula Alejandra Valle, en una fiesta que se pronosticaba duraría hasta mucho después del cierre de esta edición. La lista de invitados era completamente mediática; incluía a José Miguel Villouta, Marcela Vacarezza, Jennifer Byrne, Pato Laguna, Carla Ochoa, Carola Julio y René Naranjo.

El hotel Thomas Somerscales, de propiedad de Cristina Huerta y Max Bastidas, concejal PPD de Viña del Mar y ex seremi de Gobierno de la V Región también recibe a personalidades, dentro de los límites de los Cerros Alegre y Concepción. Bastidas y su mujer compraron y restauraron la vieja casa con apoyo de un proyecto de capital semilla de CORFO.

Hay otro hotel que contó con cofinanciamiento de CORFO. Se trata del Ultramar, ubicado en la calle Pérez 173 en el Cerro Cárcel. El hotel “boutique” se inauguró el 2004 y está más alejado del núcleo del centro patrimonial, pero no por eso es menos “fashion”.

Hay dos versiones de porqué se llama Ultramar. La primera es porque iba a ser pintado azul “ultramar” y la segunda, según contó su dueña Myriam Fliman, es “más poética y dice referencia a una manera de decir europea, cuando en Europa se viajaba al otro lado del mundo se decía que se iba a Ultramar”. Finalmente en el nombre primó el lado poético y la antigua casona de 1907 mantuvo su fachada de ladrillos tras ser recuperada por Fliman.

La mujer es economista y prima de José Fliman, dueño del restaurante El Huerto ubicado en Orrego Luco, un pasaje que se ha puesto de moda porque allí está “Le Flaubert”, uno de los centros culinarios al que asiste el bacheletismo en Providencia.

Su primer acercamiento a la restauración patrimonial fue cuando junto a su marido compraron dos casas en Cerro Alegre para transformarlas y al poco tiempo decidieron venderlas para apostar por el hotel.

Pero antes de darle un giro radical a su existencia, Fliman, militante del PPD, fue subdirectora de regiones del Servicio Nacional de Turismo (Sernatur) y estuvo al frente del Museo Interactivo Mirador (MIM). Su currículo incluye a la vez el cargo de directora ejecutiva de la Fundación Tiempos Nuevos, designada por Luisa Durán. Quienes la conocen dicen que en ese período fue muy amiga de la señora Luisa y su nombre ha estado en la noticia por estos días ya que integra la fundación “Mujeres de palabra”, que anunció que le entregaría a Michelle Bachelet una base de datos de mil mujeres capacitadas para ejercer cargos públicos.

Aunque Ricardo Lagos nunca se ha quedado en la suite presidencial del Ultramar, estuvo en el hotel durante una de sus visitas a Valparaíso para darle el visto bueno. Algunos de los personeros que han departido en el café del Ultramar son los DC, Aldo Cornejo, alcalde de Valparaíso, y el ministro de Economía Jorge Rodríguez Grossi.

HASTA LA VISTA

A pocas cuadras del Ultramar está el edificio del Pasaje Herder que agrupa más miembros de la fauna “progre”. Es una edificación de cinco pisos y fachada verde oscuro que se impone sobre las casas del pasaje.

El martes pasado, salvo por dos departamentos, la mayoría parecía deshabitado, lo cual no impide que cuando llegan los propietarios y abren las cortinas de sus loft, tengan una idílica panorámica al mar.

El edificio fue construido por el tío arquitecto de Rafael Gumucio, Enrique Araya, quien vendió personalmente los departamentos a conspicuos miembros de la Concertación y la irreverencia cultural chilena, como el propio Gumucio y Carolina Delpiano, ambos representantes de la generación Canal 2-The Clinic.

En el barrio es conocido como el “Edificio de la Concertación”, ya que entre los propietarios están la presidenta del Consejo Nacional de Televisión, Patricia Politzer y su marido Arturo Navarro, director de la Corporación Cultural Estación Mapocho; el actual embajador de Chile en Singapur, Ángel Flisfisch; el presidente de la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnología Eric Goles; y la asesora de la Subsecretaría de Desarrollo Regional Patricia Schaulsohn, hermana de Jorge.

Un personaje de la farándula que ha estado en uno de los loft los define como “sobrios pero con una tremenda vista”. El precio a pagar para respirar el aire marino desde sus ventanas va de los $30.000.000 a los $40.000.000.

Por lo mismo, al principio la construcción levantó polvareda al dejar a los vecinos de Herder con vista al estacionamiento del edificio. Aún hoy, los habitantes del pasaje están divididos entre los que “pitutean” en los departamentos y los que siguen alegando por no poder ver los fuegos artificiales de Año Nuevo desde sus techos. En otro edificio de su factura en Avenida Alemania, donde tienen departamento el periodista deportivo de TVN Juan Cristóbal Guarello y el ex conductor de “Cine Video” y marido de la actriz Paulina Urrutia, Augusto Góngora, Araya no ha tenido dificultades vecinales, aunque casos como el de Herder según Temkin demuestran un problema que se da mucho en el puerto que tiene que ver con que “el constructor chileno quiere “hacer caja” en el corto plazo”. Y para lograrlo edifica en altura o aumenta un piso o dos, tapando la vista a los vecinos antiguos.

Montalva es más duro. Él firmó un reportaje de la revista porteña “Ciudad invisible” sobre el “Edificio de la Concertación” y cree que en Valparaíso opera la ley de la selva. “Estas personas son poéticas, de izquierda y llenas de sueños. Pero configuran un mundo propio y se sientan en los vecinos. Lo peor es que tienen el poder para hacerlo”, dice.

Pero lo cierto es que por más que le choque a algunos vecinos históricos, la fascinación de la “izquierda exquisita” por el puerto es algo que no se detendrá.

La postal de los cerros iluminados en la noche y el romanticismo de cantar “La joya del Pacífico” o “La Internacional” mientras se bebe vino blanco mirando a la bahía, es una imagen demasiado fuerte como para resistirse ¿Usted podría?.

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