La hija mayor del fallecido dictador Lucía Pinochet Hiriart (en la foto), estuvo en Buenos Aires en marzo. Mientras paseaba por las "cashesitass" de la ciudad, un ratero le robó la cámara de fotos. Lo terrible del asunto -para ella- y sabroso -para los que nos gusta la Ucronía- es que en la máquina tenía guardadas todas las fotos que tomó cuando se murió su padre. Es decir, imágenes del funeral, de las reuniones familiares en la casa de su madre, del duelo, etc.
¿Dónde estará el chorro ese? ¿Habrá alcanzado a darse cuenta la importancia de las fotos que cayeron en sus manos? Seguro las borró, desperdiciando una promisoria carrera de "paparazzo". ¡Todo mal, ché!
1 comentario:
Es como el inicio de un gran cuento ¿no? El tipo va y vende la cámara que llega a otras manos...
Saludos,
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