domingo, 14 de octubre de 2007

Argentina 2, Chile 0 ¡Atención los califas, a mojar la camiseta!

Adelanto del reporte de mi amigo Maxi:

Los casados sólo quieren divertirse
El furioso entretiempo de Buenos Aires

Viajaron a Argentina con conceptos más claros que el mismo Marcelo Bielsa. Son más de tres mil varones que se prepararon por meses para este momento. Su estrategia: aprovechar la baja del dólar. Su objetivo: conseguir sexo con musas de ensueño a mitad de precio. Su coartada: ver el debut de la Selección Chilena. El jugador número doce, señores, este fin de semana lo dejó todo tanto fuera como dentro de la cancha.


Nunca más se le olvidó la oferta: ¿quieres un “pete completo” ( Pete completo = sexo oral con americana). Horas antes, la selección chilena comandada entonces por Nelson Acosta había sufrido una humillante derrota por 4 a 1 contra el equipo de Ortega, Batistuta, Verón y compañía. Fue un Baile. Pero el “Guatón” Morales ya se había olvidado de todo. Su mente sólo estaba puesta en Bruna, una escort ( prostituta) argentina de ensueño. Rubia, trasero dibujado, broceada. Ojos claros, pechos siliconados y besos de polola. En rigor tenía un físico que Morales, a sus tiernos 28 años, nunca había tenido entre sus manos. Una verdadera modelo de catálogo – probablemente de ascendencia italiana – que este chilenito medio consiguió sin invitaciones a comer, ni al cine, ni frases galanes, ni nada. Simplemente la obtuvo por módicos 30 mil pesos chilenos. Una ganga según expertos.
Esa primavera de 1999 Morales se olvidó de todo, incluso de que se iba a casar en dos meses más.
Ochos años después – nuevamente para un partido eliminatorio, Morales vuelve a caminar por las callecitas de Buenos Aires. Está más guatón. Luce una argolla de matrimonio y tiene dos hijos. Llegó acompañado de su club de Toby: en total 13 amigos. Todos fanático del fútbol. Ejecutivos pro-familia que llegaron con dinero suficiente para comprar unas botas de cuero ( encargo de sus señoras); y por supuesto, divisas suficientes para premiarse todo el fin de semana con varios de esos clásicos y apetecidos “pete completos”.

PRIMER TIEMPO

Viernes 23 horas. Hace frío en Buenos Aires, pero en el Newport la temperatura ambiente sobrepasa los 30 grados. Es un día antes del duelo con Argentina, partido que marca el inicio de estas eliminatorias para la Roja y el debut para Marcelo Bielsa en la banca nacional.
En el local hay una treintena de personas, todos chilenos de entre 25 y 50 años. No se ven nerviosos. Más bien exhiben caras alegres y distendidas. Algunos son médicos, me presentan a dos dentistas, un informático, pero la mayoría son ejecutivos de banco ( califas por excelencia).
El Newport es un bar ubicado en el exclusivo barrio Recoleta y algunos nostálgicos de la bohemia santiaguina lo encuentran similar al desaparecido “Maeva” de la Portada de Vitacura. Deben haber unas 70 mujeres ( gatas) en el local. Paraguayas, brasileñas, colombianas y claro, argentinas. Puros filetes de primer corte. Las chicas no se acercan a molestar a los clientes, simplemente están sentadas, conversando o bailando. Todas usan ropa ajustada. Hablamos del partido que se aproxima y que ojalá empatemos. Diálogos que se desarrollan sin mirarnos a la cara. La vista de todos están concentradas en esas largas y bronceadas piernas y esos pechos moldeados por cirujano que nos rodean. Pasan los minutos y siguen llegando chilenos.
En total son cuatro mil los nacionales que pagaron paquetes turísticos de entre 370 mil y 450 mil pesos nacionales que incluyen pasaje, movilización, alojamiento y entrada para el partido. Casi todos hombres casados, trabajólicos y amates del fútbol que encontraron acá, al otro lado de la cordillera, el escondite ideal para hacer un alto en su agitada vida y llevar a la práctica esos dos temas predilectos que cada vez que pueden – en ausencia de sus mujeres - conversan con sus amigotes: fútbol y mujeres; o mujeres y fútbol; o mujeres y mujeres. Y Buenos Aires ofreció este fin de semana ambas cosas de manera excelsa y a precios que en Chile cuestan el doble.
Entrada la madrugada y envalentonados con algunos ron, varios compatriotas se acercan a hablar con las chicas del Newport. Cobran 100 dólares por una hora de placer. Varios se dejan seducir. Otros parten al Cocodrilo, un toples tradicional que conjuga precio calidad. A esa hora ya nadie quiere hablar del partido que se jugará en un par de horas. “Mira las minas. ¡Ricas! Por 34 lucas te la llevai al hotel”, cuenta Rodrigo, un compatriota que asegura conocer todas la picadas de Buenos Aires gracias al fútbol. Desde el 2001 ha venido por lo menos 10 veces a la capital trasandina. River – Boca es un cita obligada, asegura. Si Colo Colo juega en Buenos Aires, es su deber de albo acompañarlos. La Sub 17 y Sub 20 también han necesitado de su apoyo. Y también están los Bonus Track o comodines como llama a las Eliminatorias mundialistas. “Más allá de ver a Chile; Argentina contra Brasil también es un partido imperdible que hay que ver en el mismo estadio”, dice con seguridad; y sigue, “una vez hasta viajé para ver un partido de Argentina con Serbia, en la casa tengo el boleto”. Entre risas cuenta que su señora le dice: cabeza de pelota, pero sus amigos del club de Toby que lo acompañan le dicen más acertadamente: “Saunaman”.
“Compadre, estas minas en Chile le cobran 120 lucas, porque entre tanta guatona se destacan, pero acá tienen más competencia. Aproveche mire que la divisa está de nuestro lado. Además, es el único partido que acá jugará la selección... Aunque capaz que juguemos algún amistoso el próximo año. Ojalá para volver”, saca cuentas Saunaman, mientras mira a dos mininas que bailan en la barra.
El Cocodrilo exhibe en su entrada una foto de Maradona ( rey del sexo y el Rock and Roll por estos lados). Este local se abarrota de mujeres a medida que pasan las horas, ya que todas la “escort” de clubes más caros que no consiguieron clientes rematan la noche acá.

SEGUNDO TIEMPO

El guatón Morales lidera otro grupo de chilenos que llegó Buenos Aires en busca de Rock and Roll matizado con fútbol. A ocho años de su primera experiencia con las bondades argentinas, hoy es todo un experto. Su tour pre y post partido no incluye night club ni cafés ni bares. Lo suyo es directo al grano: calle Uruguay 343. Se trata de una exclusiva casa de citas con piezas de lujo, atención de primera y chicas que en Relax.cl cobran 120 mil pesos por una hora.
En la Casona de Uruguay – lugar ubicado a unos 15 minutos en auto de la Avenida 9 de Julio - cada “escort” cobra 30 dólares por contacto ( 15 mil pesos chilenos); sin embargo los compatriotas prefieren pagar el llamado: Servicio completo, donde por 100 dólares tienen acceso a tres contactos con la chica, sin restricciones de ningún tipo.
Martín, sociólogo de profesión y parte del grupo de Morales, confiesa que varios de ellos son adictos a Buenos Aires, y que cada vez que pueden suman a alguien nuevo al grupo para que conozca las bondades de esta ciudad.
-La última vez invité a un amigo que se iba a casar. Quedó tan loco con la experiencia que dejó a la mina y ahora a cada rato me dice que vivamos en Buenos Aires.

DESCUENTOS

Una hora antes que comience el partido, el Estadio Monumental de River es una caldera. Ahí están todos los chilenos con cara de carrete. Cada cinco minutos todos cantan y saltan, pero ni tanto, porque antes que hinchar prefieren guardar fuerzas para la noche. Ante esto Martín reflexiona:
- Ahí cachai que nunca le vamos a ganar en fútbol a los Argentinos. Porque lo que para ellos es pasión, para nosotros es una excusa. Porque si la Roja pierde, gana o empata, no será más que para el anecdotario de este fin de semana. Porque cuando regresemos el martes al trabajo igual tendremos la cara llena de risa. Y por último, porque hasta los jugadores son iguales. Está en la raza compadre. Mal que mal, ya lo dice la canción: somos chilenos de corazón. De esos casados, sometidos y estresados que pucha, mal que mal, no vinimos a llorar a Buenos Aires.


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