lunes, 1 de octubre de 2007

No es rosado, es ¡Violeta!





El alcalde no podía en sí. Su obra por fin iba a contar con los recursos que una idea tan genial como la suya debió tener desde siempre pero que recién ahora los burócratas apreciaban en su justa grandeza. Comenzó las obras entrada la primavera. Golpeteos. Murallones de cholguán. La Plaza de Armas cercada. No se veía nada. El pueblo intrigado se preguntaba qué se traía entre manos el bueno del besa guagüas. Cuál será la última ocurrencia del sonrisa de DC. En qué andará el palmoteador de espalda más rápido del sur de Chile. Maestros. Obras. Una retro. Cemento. Piedras. Chuu. ¡En qué se metió este! Él, nada. Mutis. Calleuque el loro. Sonreía nomás. Planos. Pintura. Ingenieros. Otra retro. Más cemento. Letrero: Fecha de entrega mes X del año de la callampa. Y qué pasa con la plaza poh. Cuando van a terminar. No vís que es verano y los cabros chicos quieren jugar. Oye, pero no saquísla pileta, ah. Mira que se la trajeron de Lima despés de la Guerra del Pacífico. Es histórica ah. Ya, poh apura la weá. Oye qué te creís ¿Ricardo Lagos? Ya poh, ¿falta mucho? Chi, arreglai la plaza y a tres cuadras la calle es de tierra. Qué onda. Te estai pasando. Qué cagaíta te estai mandando. El pueblo, revolucionado, la ira, en aumento, y el alcalde nada. Pioliita. Pasó la primavera, , el verano, el otoño. Cuando el pueblo ya no pensaba casi en otra cosa que no fuera la famosa Plaza de Armas el hombrecito sacó el habla. Anunció que su proyecto, por fin, estaba listo. Que se inauguraría como corresponde. Con todo el pueblo invitado a la celebración. Y llegó el día. Pueblo revolucionado en versión tenida dominguera pa ir a misa. Desfile de estudiantes. Banda de guerra. Las autoridades invitadas en primera fila: el cura, el mayor de carabineros, la jefa de educación, el director del hospital, el hueón de turno. Mini Chacarillas. Se iza la bandera. Discursos. Cuática.
-Y ahora con ustedes ¡nuestra obra maestra, la nueva plaza!-, dijo el alcalde esperando un estruendo. En vez de eso, silencio. La humilde plaza, de pastos aplastados por las correrías de los niños, de asientos para jubilados y la bendita pileta botín de guerra, se había transformado en un adefesio color rosa, levantado casi un metro por sobre la calle. En un feo, gigante, monstruo kitsch rosado. Todo rosado. Pico amarillo. Pico rosado. Rosa. Rosé ¡Ro-sa-do! Y de pronto la furia de la gente. Los gritos del pueblo. El enojo contra el alcalde. ¡Pero qué hiciste, maldito! ¡Pintaste todo rosado! ¿Cómo qué rosado? No es rosado, es ¡Violeta! -dijo-. En homenaje a nuestra Violeta. ¿De qué Violeta hablas pedazo de imbécil? Violeta, poh. Violeta Parra. Nuestra hermosa Violeta, respondió el alcalde esperando ahora el merecido aplauso. Pero en San Carlos de Itihue, Provincia de Ñuble, en la Octava Región de Chile sólo hubo silencio. Un puro y rosado silencio... teñido de puteadas color violeta.


Sobre Violeta Parra, San Carlos y más

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Campaña "Una calle para Violeta Parra" ¡Ahora!
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Ultravioleta (reportaje de Marisol García sobre Violeta Parra en la Rolling Stone de septiembre. Menciona la anécdota que cuento arriba y mucho más)
-Violeta x Bizama
-Trailer del documental "Ángeles Negros"
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La primera fanática de "Los Ángeles Negros"
-Pueblo chico, infierno grande. Historias de putas y torturadores.

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