sábado, 29 de marzo de 2008

Revista Poder (o cómo le afecta la agenda de su creador)

Después de muchos tira y afloja apareció por fin la versión chilena de Poder, revista dirigida en nuestro país por Iván Colodro, hijo del empresario laguista Marco Colodro y hermano del filósofo Max Colodro. Con un formato normal y excelente impresión, Poder busca hallar con sello propio un espacio en el triángulo de las Bermudas conformado por Reportajes de La Tercera, revista Qué Pasa y Capital.

Con 96 páginas, diez de ellas de publicidad, y a un valor de $ 3.000 en kiosco, es un buen intento de airear la industria de medios con nuevos contenidos y miradas. Sin embargo, tras leer sus páginas uno sólo puede concluir que falta mucho camino por recorrer. El pecado original de Poder -también cuenta con ediciones en Miami, México y Colombia-, es que no es imprescindible para el público al que está destinada. Y eso es grave.

La revista sufre la misma enfermedad de América Economía: sus tono y estilo son importados malamente. Porque si el lector ideal de ambas publicaciones es el "tomador de decisiones", el "big Kahuna" empresarial y político, se habría de tomar en cuenta que cuando este quiere saber algo de lo que pasa en un país, accede a la fuente primaria de información. No a AE ni a Poder. Y si quiere algo más a nivel local, espera respuestas de la trastienda del poder en Chile, más que recetas de buena voluntad.

El resultado es que la copia del modelo "hispano" (en el sentido gringo del término) o replicado con contenidos prestados de la casa matriz (ver caso de Rolling Stone Chile o de revista H) se hace insufrible para su nicho consumidor. Con un equipo estándar para el mercado local pero de calidad: un director editorial, una editora, un director de arte, seis periodistas, dos fotógrafos y cinco columnistas, Poder no sorprende en su primera edición. Tampoco es entretenida, regla sine qua non de la prensa actual: sea The Economist, con su humor británico, flema ad portas de deguello y enfoques poco ortodoxos de temas "serios"; o revista GQ. Como dice un amigo al que respeto mucho: los medios ya no se dividen entre los de izquierda y los de derecha sino que entre medios entretenidos y fomes. No entender los entresijos del Infotainment más riguroso es no cachar lo que está pasando en este negocio.

Todo lo anterior podría obviarse, sin embargo, en la medida de que un medio siempre está en proceso de cambio y Poder puede evolucionar, si no fuera por un aspecto clave: su esclavitud a los intereses de sus dueños: el colombiano Isaac Lee, de Page One Media, y la familia Azcárraga, dueña de Televisa.

Desconozco cuánto de los Azcárraga hay en este emprendimiento. Sí me queda claro que el sello de Lee es decisivo en los lineamientos de pauta y contenido de la primera edición chilena de Poder y sospecho que su objetivo es puramente de "public relations for himself", lo cual no es malo para su negocio pero sí para uno como lector. El creador de Page One Media y de su buque insignia, Poder, destaca por su capacidad de organizar eventos como el Poder Forum al que asiste parte importante del PIB de Estados Unidos y de los países de América Latina. David Rockefeller y Agustín Ewdards, por nombrar apenas dos arquetipos de invitados a los encuentros anuales montados por Lee.

Dichas citas, donde se estrechan lazos imprtantísimos, no existirían sin revista Poder. De ahí que la tapa de la primera edición de Poder Chile sea para Pedro Ibáñez, nieto del fundador de la Universidad Adolfo Ibáñez y dueño de los hoteles Explora, quien fue premiado hace pocos días por Poder Miami por ser la "mejor contribucion a las futuras generaciones".

Que no se me malentienda. Todo bien con Ibáñez, tipo lúcido, arriesgado y visionario en varios aspectos. Sin embargo, su "historia" ya ha sido contada profusamente en la prensa a raíz del mismo premio y Poder no agregó nada nuevo o fuera de lo común. Entonces sorry, esa tapa no vale 3 lucas. A no ser que el cariñito de Lee a Ibáñez para solidificar redes pueda entenderse como materia periodística y no de visión comercial. Incluso, desde esa perspectiva uno puede empatizar con la claridad de objetivos de Lee, pero no hay que levantarle una estatua tampoco.

Hacer medios pensados únicamente como soporte publicitario o tarjeta de prsentación es pan para hoy, hambre para mañana. Porque una revista de negocios puede ser cornetera y conservadora sin perder tensión periodística o conectar con el mundo político empresarial sin temor a ser un poco frívola y "ciudadana", es que Poder no atrae con su "espíritu" de los grandes temas de Amércia Latina tratados con "altura de miras" en pos del liderazgo y el emprendimiento. Las operaciones editoriales evidenciadas en la primera edición local de Poder, le restan a su credibilidad en vez de sumar. Otro ejemplo: por estos días Poder Miami organiza su foro de filantropía y Poder Chile destaca el tema en reporte especial. Esta es una buena iniciativa de plano pero sucumbe ante la insistencia de quien intenta convencer a otro de la importancia del tema. En Poder se esfuerzan demasiado por evangelizar, lo cual es un error desde toda perspectiva.

Las buenas revistas, los medios excelentes al fin y al cabo, jamás explicitan consejos de lo que debe de ser, te dicen lo que ES. Muestran, dicen qué significa algo, te cuentan buenas historias, hablan de héroes, para inspirar a sus lectores, sean ricos, pobres o de clase media. Así, Jack Welch, por ejemplo, sería una lata si dictara sus conferencias cual pastor evangélico pidiéndote que creas en Dios y no en la Virgen. No, poh. Welch habla de su vida, de las dificultades que sorteó y acerca de lo que sacó en limpio de sus experiencias. Y la audiencia se inspira, siente que si Jack lo hizo, ellos también podrían lograrlo. Resultado: quieren ser como Jack, baby. No, que él les diga qué hacer y qué no. Eso dejémoselo al cura del barrio.

A trabajar muchachos. Me alegro que exista una nueva revista en el mercado. Les deseo la mejor de las suertes. De verdad.

*Actualización 1 de abril de 2008: Chile ya tiene Poder, el análisis del académico de la UC Eduardo Arriagada sobre este nuevo medio.

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