sábado, 24 de mayo de 2008

"El incómodo pasado del director de Investigaciones"

Una investigación de Mónica González y Cristóbal Peña vuelve a traer al tapete complicados pasajes de la vida de Arturo Herrera, jefe máximo de la Policía de Investigaciones. Parte de esto aparece en el libro de Peña "Los fusileros", donde se cuenta la relación de Herrera y el "Chueco" Oviedo, detective que investigó casos ligados al FPMR. Copio el inicio de la nota:

Arturo Herrera desarrolló casi la mitad de su carrera policial en dictadura. Primero trabajó en Policía Internacional y fue escolta y ayudante del general Ernesto Baeza, quien dirigió Investigaciones hasta 1980 y prestó estrecha colaboración a las actividades de la DINA en el exterior. Después se transformó en uno de los hombres de mayor confianza del general Fernando Paredes, sucesor de Baeza y promotor de una férrea política represiva en la institución. Fue Paredes quien le enseñó a jugar golf y le confió el cuartel Papudo, creado con el propósito de cautelar y atender los descansos del antiguo director en ese balneario. Dos décadas después, el pasado sigue presente en el mando del actual jefe de la policía civil.

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