Pasadas las 11:30 horas se supo que el subdirector responsable del diario La Nación, Rodrigo de Castro, presentó su renuncia definitiva al cargo. El profesional había entregado su renuncia en al menos otras dos ocasiones pero no se las aceptaron. El cambio de escenario se habría debido a que De Castro apoyó el petitorio de mejoras salariales del Sindicato Periodístico de La Nación. Este se encontraba en un proceso de negociación colectiva con la empresa, que tuvo a los reporteros al borde de la huelga.
La postura de De Castro no habría sido del agrado del presidente del directorio de la empresa Francisco Aleuy y de otros integrantes de la mesa directiva, lo que precipitó su salida luego de 3 años y cinco meses en el diario.
El resumen de su historia allí estuvo marcado por desaciertos como: No dejar que la encuesta CEP de noviembre de 2005 le arruinara una buena historia, poniendo que pese a la baja de 6 puntos en la adhesión a Bachelet, la entonces candidata mantenía mayoría; e inventar portadas negras, entre muchas cosas más que no viene al caso contar.
Y como a río revuelto, ganancia de pescadores, en reemplazo de De Castro quedó Marcelo Castillo, editor general del matutino que días atrás también había renunciado para incorporarse a un proyecto periodístico universitario. Castillo arribó a La Nación tras dejar la gerencia de comunicaciones de Chilectra y laborar de forma independiente. En su currículo también figura experiencia como reportero especializado en temas económicos, haber laborado en el Diario Financiero, y tener un historial ligado al PS.
Como en el antiguo eslogan del diario, a contar de esta mañana "hay una nueva Nación". Mejor, igual o peor, está por verse.
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