El "jarronazo" con agua que recibió ayer la ministra Mónica Jiménez de parte de la joven de 13 años María Música de nada sirve a que los argumentos de los estudiantes sean validados por la sociedad. Muy por el contrario, refuerzan la idea de aquellos que buscan presentar las movilizaciones de los pingüinos contra la LGE como una chiquillada sin sustento.
Dicho esto, así como uno no puede avalar la acción de la frustrada estudiante tampoco es aceptable que Jiménez diga que el agua por lo menos no es como la que tiran los "guanacos" a los jóvenes. La declaración es tan desafortunada como el acto que la provocó.
En un país que se precia de ser democrático, administrado por un gobierno autodenominado "ciudadano", se esperaría que los "pingüinos" tengan libertad de ejercer sus derechos de expresión y reunión pública sin ser reprimidos, ni recibir lumazos, ni respirar bombas lacrimógenas o ser bañados por aguas tóxicas de Fuerzas Especiales de Carabineros.
¿Por qué? Simplemente porque la democracia se prueba en las horas más difíciles y ante las opiniones contrarias a las de uno. Sostener a estas alturas que el Estado debe intervenir a través de Carabineros para mantener el orden público cada vez que los estudiantes protestan no es sólo demodé. Es contrario a las prácticas de las policías profesionales de países con que Chile suele compararse.
Ni agua limpia para la ministra. Ni agua turbia de guanacos para María Música.
Al respecto recomiendo leer en El Mostrador:
El "secreto de Estado" que pesa sobre las bombas lacrimógenas: Ni Defensa ni Salud se hacen cargo de su control
2 comentarios:
Mal la cabra chica, pero no por eso hay que matar la música. Que la ministra dijera que el agua que le arrojaron no es tan mala como la del guanaco es un reacción propia de alguien menor a su agresora. Mal, soberbia y - me ijmagino- hablando en caliente.
PD: No puedo dejar de señalar que es muy ciurioso que alguien se llame música. La mamá entrevistada junto a ella en "Medianoche" decía: "yho a poyo a la música...."
Salía muy freak
Nadie esta en contra que los pingüinos se reunan y se manifiesten, pero dentro de las normas de conviviencia y urbanidad. Si se quiere marchar, no se puede prentender usar la Alameda y parar un país completo. Tampoco parece razonables que escolares, menores de edad sin derecho a voto, pretendan dirigir las políticas públicas de educación.
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