Carlos Peña dedica su columna dominical en El Mercurio al rechazo del Senado al ascenso de Alfredo Pfeiffer a la Corte Suprema. También desmenuza el sistema de cuoteo político para visar los nombres de los candidatos: en muchos casos más políticos que juristas.
"Pacto entre caballeros"
"Yo cumplo la palabra empeñada" -dijo la Presidenta para explicar por qué propuso a Alfredo Pfeiffer como ministro de la Corte Suprema.
Nada hacía pensar que alguien como él pudiera ser nominado. No cree en la supremacía del derecho internacional. Nunca se caracterizó por su defensa de los derechos humanos. No es un jurista de nota. Es apenas un hombre de firmes convicciones conservadoras: incluidas las que no se concilian con los valores de la Constitución.
En suma, el candidato perfecto para no ser promovido. Menos por Bachelet.
¿Por qué fue nominado, entonces?
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