(Vía El Mostrador)
Increíble, pero cierto. A cinco años del estallido del polémico caso Spiniak, que provocó el más insospechado remezón político de las últimas décadas, Pablo Longueira aceptó presentar el libro “Spiniak y los demonios de la Plaza de Armas”, de los periodistas Ana María Sanhueza y Pablo Vergara. Y no dejó pasar la oportunidad de hacer un mea culpa sobre la forma como enfrentó el complicado episodio que afectó a dos senadores de su partido.
Con un estado de ánimo relajado y con la mirada que entregan los años transcurridos, Longueira admitió que en medio del tenso ambiente que comenzó a vivir a partir del 10 de octubre del 2003, cuando la entonces diputada Pía Guzmán (RN) lanzó la denuncia, la controvertida declaración en que revelaba haber hablado con Jaime Guzmán fue el “numerito” que reflejaba los complicados momentos que pasaba como presidente de la UDI, tratando de proteger el prestigio de los afectados.
“Los medios incluso hacían encuestas acerca de cómo lo hacía yo... ¡Pésimo pues, cómo lo iba a hacer! Pero si era evidente para la opinión pública. Y, además, después que me mandé el numerito de decir que había hablado con Jaime, imagínense...”, dijo, lo que provocó un estallido de risas del más de centenar de asistentes a la presentación.
Cuando el moderador le entregó la palabra, después del periodista Fernando Paulsen, el senador reconoció que su primera reacción fue negarse a presentar un libro que relata un episodio que sólo quiere dejar atrás.
“No gano nada estando aquí y no quería venir”, dijo, y recordó que cuando lo invitaron respondió que “yo quedo muy mal en el libro, cómo voy a ir a comentar un libro en el que queso pésimo”, pero señaló que después de pensarlo mejor decidió que esta sería una forma de cerrar definitivamente ese capítulo de su vida.
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