martes, 10 de marzo de 2009

Tironi, Soto, Villegas y el statu quo digital

Los escuché recién en el sitio de radio Duna, luego de leer un posteo, y de verdad, no puedo creer que gente tan reconocida por su inteligencia como Héctor Soto, Eugenio Tironi y Fernando Villegas, pueda demostrar tanta ignorancia junta. Y para peor, on the air.

Curvas Políticas cuenta el rollo en su blog. Independiente de no estar de acuerdo con su estilo y los puntos en los que se defiende a lo gremio de blogueristas, el trasfondo de su crítica es acertado.

Estos señores, canon periodístico-sociológico-socialité, tan dados a analizar y mapear el sentir del chileno medio, están "atacados" por la agresividad virtual de los comentaristas de blogs (con justa razón, hay que decirlo, pese a que indistintamente se refieren a sus comentarios como blogs), que comienzan a desmenuzarlos a ellos.

Dicen que les preocupa el tema desde un prisma social. Como cazadores de frames devueltos a texto en libros de identikit aspiracional, a lo Faúndez; de estados de ánimo: la felicidad; o el comportamiento veraniego de las clases sociales (Villegas); los panelistas exudan honestidad cuando contrastan sus experiencias con los comentaristas de blogs. En realidad, su preocupación es porque ahora les toca a ellos.

Los bárbaros han derribado la puerta de Roma y comienzan a incendiar los símbolos de la llamada República y a violar el prestigio patricio.

Escucharlos hablar es darse cuenta que Tironi, Soto y Villegas por primera vez se enfrentan sin filtros al perraje odioso que los ningunea sin motivo aparente. Como muchos autores de blogs, se encuentran con mensajes de tipos adictos a los foros, sujetos lúcidos, otros de claro corte sicopático: una pleyáde subterránea que iguala sus posteos con la virulencia de sus comentarios, empatando CV con historia de vida.

Pero por otro lado, son aquellos descamisados digitales -que se apropian de sus blogs para convertirlos en un meta medio a lo crowd sourcing-, quienes les recuerdan episodios y declaraciones que prefirieran no revivir, los sitúan ante un espejo sucio que devuelve imágenes torcidas, les inventan tonteras, o lisa y llanamente los injurian (como está ocurriendo en todos los sitios periodísticos del mundo, cabe decir), amén de las posibilidades comunicacionales de la web.

Comentando en sus blogs, que se convierten en zonas temporalmente liberadas hasta que llegue el moderador de turno y edite, corte y saque aquellos comentarios, que no por ser escandalosamente groseros a veces tienen una pizca de verdad que nos irrita, las masas irrumpen en Internet sin el menor cuidado por el malestar de las elites. Ejercen con impunidad la libre expresión. Prefieren pedir perdón, a pedir permiso.

Entonces, a estos señores se les mueve la escalera. Porque les choca y aterra la plaza pública virtual, sin control, que vive en la anomia de la I.P. de cibercafé ¿y qué hacen? Teorizan. Hablan de la salud del alma nacional. Acaso de podredumbre y jóvenes descerebrados por el resentimiento. De cobardes y pornógrafos que se esconden en el anonimato para convertirlos en pan de escarnio digital. Son como la tía abuela explicándole a sus amigas que significa pokemon o flogger.

Detrás de sus múltiples y plausibles respuestas a la violencia textual, Tironi, Soto y Villegas apuran una conclusión que los delata en su tirria a la democratización de la producción de contenidos y su distribución viral: los blogs no construyen una catedral / hay que vetarlos / cerrar los comentarios (ellos hablan de blogs). Son un desperdicio.

El subtexto de su cuidada puesta en escena, pudiera ser otro: los bárbaros están cambiando las reglas del juego y eso a las elites les da miedo. Así Tironi, Soto y Villegas, son pues el simil remixado de Gonzalo Vial y su pavor por las hordas upelientas que ante sus ojos se tomaron la ciudad, haciendo huir a las elites a alturas más protegidas. Son también retrato de los neocons de la era digital o los digi-cons, que quisieran que en Internet se mantenga el mismo statu quo que tan bien conocen, manejan y les da de comer.

De esto y más voy a hablar en el primer capítulo de la segunda temporada de Mediapolis.
No acepto comentarios:)

1 comentario:

Montserrat Nicolás dijo...

Te hacis el importanteeeeeeeeee....
Te encanta mi estilo. Asuma y admita.

Ahora, al final no quitan ni ponen los chicos (me quedo con Villegas) y creo q por eso mismo, no hay una avalancha de rabia hacia ellos.

Finalmente, creo q todo fue un ploy para aumentar tráfico a su podcast...


Grax por el enlace buen caballero.

M