jueves, 6 de septiembre de 2007

Vivir bajo las pantallas


Copano escribe sobre Medios, Twitter, Facebook y su Generación en La Nación Domingo:

Por este tipo de mecanismos y el cambio del mercado mediático (donde las radios hacen tele, la tele hace diarios, y el diario hace de todo por sorprender) el periodismo que conocemos está en transición. ¿Cómo definir lo que es noticia?Esta semana fue de renovación: además de sumar un número a mi carné e intoxicarme con tortas aproveché de testear nuevas tecnologías. Es divertido comentarlos a los más grandes cuando uno se integra a comunicades como Facebook o Twitter y observar rostros de "alerta, aterrizaje de OCNI" (Objeto Cultural No Identificado), pero a la vez se comprende su inquietud en el mundo del minuto a minuto.El último efecto de esa necesidad de información es la consolidación de Twitter (www.twitter.com), un sistema de microblogging donde tienes que escribir en 200 caracteres bajo la premisa (absolutamente violable) del "¿en qué andas?" un texto. O sea, no más trabajo cerebral de grandes mamotretos para llamar la atención tan propios del mundo blogger. Acá lo que cabe es el resumen, la respuesta, el último segundo. Data excesiva y desechable, pero adictiva.

La oleada de información que vivimos ha vuelto imprescindible lo que antes "a nadie le interesaba". Durante años nuestros gustos personales estaban relegados a los pósters de nuestras habitaciones y uno que otro fanclub o partido político los antecedentes inmediatos de todo este mundo de grupos online en el cual encontrábamos gente similar a nosotros. Encima, nuestros referentes inmediatos eran tres: el diario, la tele o la radio. Ahora son incontables gracias a la red. Con Facebook (www.facebook.com), todo gusto, experiencia personal o laboral es una categoría que agrupa. Me pasó con Súper Mario 3 para mí, el mejor videojuego de toda la historia . Una obra de arte pixelada. Al ingresar a la comunidad escribí el título del videojuego y encontré un grupo de 35 latinos fanáticos del clásico electrónico de las bolas de fuego y la cola de mapache voladora.

Por este tipo de mecanismos y el cambio del mercado mediático (donde las radios hacen tele, la tele hace diarios, y el diario hace de todo por sorprender), el periodismo que conocemos está en transición: ¿cómo definir lo que es noticia, cuando nuestros propios clientes los espectadores están generando millones de ellas desde sus casas y aunque no todas parezcan espectaculares y trascendentes, a una buena cantidad de gente le importan? Bienvenidos los DJ s de noticias: grandes filtros humanos mezcladores de conocimiento, ideologías y basura que entra y sale. Pero también hay una excelente oportunidad para los investigadores: probablemente los lugares donde reside la quietud las páginas del periódico tendrán que volverse magazines cada jornada donde la opinión, la segmentación y la denuncia se transformen en motores.

Mientras tanto, todos confundidos y semifrustrados. Incluso en mi círculo existe la molestia de no entender los códigos de chicos que nacieron dos años antes que ellos "¿Qué chucha es poncear?", me preguntaba un amigo. "¿Por qué hay tanto Pokemón?", grita otro exaltado. Calma, muchachos: esa es la generación de la personalidad. Somos nosotros los que tenemos demasiados prejuicios. Un exceso de referentes. Una cultura de consumir mucho de unas poquitas cosas, como nuestros abuelitos, por respeto a... ¿Qué respeto? ¿Respeto al que la hace primero? ¡Las pelotas! El neorrespeto es la tolerancia que tanto nos falta para asumir que el otro puede ser como quiera. Al fin y al cabo, tanto viejoven daña. Hace unos días leí un correo de una organización llamada Muévete Chile que se titulaba "La ley antidiscriminación te discrimina a ti". Hay mucho talibán de la secta unipersonal por el barrio. Pero bueno, queda mundo. Y no hay que bajarse. Sólo tomarle el ritmo y disfrutar de estar más juntos, a pesar de no tocarnos ni mirarnos: vivir bajo las pantallas nos está acercando.

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